Miguel Vidal Perelló. El nombre, a los jóvenes probablemente no les dirá nada. Ya a los que tengan de 50 para arriba les tiene que decir m...
Miguel Vidal Perelló. El nombre, a los jóvenes probablemente no les dirá nada. Ya a los que tengan de 50 para arriba les tiene que decir mucho. Y mucho es mucho; porque Miguel Vidal (que así firmaba sus reportajes y crónicas) es un periodista, un reportero de leyenda, felizmente aún vivo, que a muchos nos mostró un camino y al tiempo se convirtió en espejo en el que deseábamos vernos. Claro que... una cosa es lo que deseábamos, otra lo que en mayor o menor grado pudimos lograr en el desempeño de esta profesión.
En aquellos tiempos, los años 70 del siglo pasado, cuando aún no había muerto Franco, diríamos -generalizando- que había en las Redacciones dos tipos de periodistas : los vocacionales, los que se dejaban la piel en el desempeño de la profesión; y aquellos otros que yo llamaba los figurones : que presumían -todo lo que podían- de ser periodistas en tal o cual medio, que procuraban construir sus piezas periodísticas con el menor esfuerzo posible y que, en algunos casos, estaban muy atentos a determinadas ventajas sociales que, en aquellos tiempos, el ejercicio del Periodismo a veces otorgaba...
Para mi (que he enterrado infinitas horas, días, festivos, vacaciones... en el ejercicio abnegado de mi profesión), siempre fueron un referente los vocacionales; del mismo modo que -lo confieso- siempre procuré, en lo posible, alejarme de los de conveniencia.
Valga esta introducción para justificar -aunque no haría falta- mi admiración (también antes de 1974 cuando comencé en la Redacción del "Faro de Vigo") por aquellos periodistas de antaño vocacionales, entregados a la causa sin horarios, días, sin regatear esfuerzos, embarcados de principio a fin en un solo objetivo : hacer las cosas bien, lograr cuando era posible el scoop, la exclusiva, o llegar al mismo tiempo que los demás a la meta; que no te superasen era la norma diaria que presidía tu actividad, tus días...
En aquel estado de cosas desembarcó en Madrid un día un joven mallorquín, ilusionado con poder ser periodista, con poder lograr todo lo que en su mente bullía. Valiente, arrojado, atrevido, audaz, decidido, con innegable tesón, con infatigable disposición para el trabajo, se abrió camino hasta convertirse en lo que fue, un excepcional reportero que controló, como pocos en el Mundo, el área de Deportes. Y siendo así lo que Miguel Vidal fue... hay que decir que estamos ante un legendario reportero español; un muy completo periodista...
Y me explico, aunque a lo mejor a alguno le cueste entenderlo : un periodista de Prensa escribe noticias y artículos sobre temas diversos, mientras que el reportero escribe reportajes. En este sentido, podríamos decir que todo reportero se dedica al Periodismo pero no todo los periodistas son reporteros, ni tienen capacidad para serlo. Miguel Vidal fue las dos cosas siempre; por días, por semanas, cuando viajaba a los lugares donde estaba la noticia, era un reportero, sin duda de lo mejorcito en España y también en el Mundo. Y cuando estaba en la Redacción del "As" tras sus viajes, arrimaba el hombro como el que más y, además de ir desempolvando el material copioso que traía de cada viaje, atendía a muchas otras cuestiones del día a día informativo, en el que entonces era el periódico deportivo de moda, el más vendido, el más llamativo con sus "huecograbados" color sepia, el que había destronado al hasta entonces poderoso "Marca"...
Miguel Vidal Perelló fue un reportero y periodista de excepción; que aprovechó la posibilidad que su periódico le ofrecía de viajar por el Mundo, para ir en pos de la noticia y de los personajes más célebres del momento, con los que constituía después sus famosas series, que enganchaban tanto, que nadie quería perderse capítulo alguno, con lo que era obligado comprar el diario "As" un día tras otro... Aquello era un lujo al alcance de los lectores españoles; pongamos un simple ejemplo : un periodista español que viajaba al quinto pino para visitar en su casa a un moribundo deportista de fama mundial y recoger sus últimos sentimientos...
Lo que en aquellos años 70 y 80... del siglo pasado hacía Miguel Vidal es hoy impensable. Hoy aquel Periodismo ya no se practica. Hoy el Periodismo no le llega -dicho sea con perdón- ni a los tobillos a aquel que evocamos a través de la figura de Miguel Vidal Perelló. Claro que, no todo el mundo servía entonces para desempeñar del modo que Vidal lo hizo. Primero habían de ser periodistas vocacionales (no todos lo eran, como al principio traté de explicar); luego debían estar dispuestos a coger del día para la noche la mochila y salir en un avión zumbando; debían no mirar nunca el reloj, ni el calendario; y además debían servir realmente para aquello : ser buenos periodistas y al tiempo buenos reporteros y con ganas de comerse el Mundo. Todo eso y más se daba en el caso de Miguel Vidal en lo que al Deporte se refiere (como también se dio en otros casos de información general en la época, incluso en años anteriores, en el legendario diario "Pueblo" de Emilio Romero, por ejemplo : Vicente Talón, Arturo Pérez-Reverte, Vicente Romero, Javier Reverte...).
La figura de Miguel Vidal es, por otra parte, la del periodista-reportero documentado, riguroso, cuidadoso el elaborar sus crónicas; plenas de detalles, de datos, de significados... el lector acababa siempre por identificarse con la propuesta periodística que Vidal le hacía, de tal forma que era muy difícil, sino imposible, abandonar la lectura de un reportaje de Miguel Vidal sin antes haber llegado al fin del mismo. Utilizando términos del argot periodístico : en lo que Miguel Vidal escribía había muy poca paja, o ninguna por lo general; de ahí el éxito de sus célebres series que no eran "estiradas" en el tiempo en su publicación, sino que requerían todos aquellos capítulos porque, en menos espacio, en menos días de publicación, sería un crimen dejar sin publicar parte del gran material, del valioso documental que en sus viajes Miguel Vidal obtenía (y ya no digamos las excelentes fotos que acompañaban en aquellas páginas de huecograbado los textos de Vidal; muchas veces hechas por fotógrafos del propio As que viajaban con Vidal, como los también legendarios Javier Gálvez o Agustín Vega, por ejemplo).
Bien : hemos llegado hasta aquí, en esta introducción a la figura de Miguel Vidal Perelló, maestro de periodistas, maestro de reporteros, comunicador de leyenda... hoy en día retirado, en la isla de Mallorca, dedicado a escribir libros y libros (incansable también esta su otra faceta), galardonado por muchos estamentos; pero sobre todo, un tipo que merece la pena, no solo como profesional admirable que fue, también como persona íntegra, de nobles y fuertes convicciones, un hombre que en todo momento dignificó y dignifica la profesión de periodista.
Habíamos pensado escribir un largo texto-semblanza sobre su trayectoria. Inesperadamente, sobre la marcha, hemos decidido hacerlo en dos o tres capítulos más. Veremos en próximos días lo que sale de esa intención. Los primeros apuntes, atropellados, sin orden, solamente a modo de acercarnos al personaje, están aquí, son estas líneas. Los capítulos vendrán después, en fechas venideras.
Miguel Vidal se merece mucho más que esto, obviamente; pero... al menos, que quede constancia -también- de la gratitud que muchos le profesamos por lo mucho y bueno que hizo por esta profesión, cuando en unión de José María García promovió y fundó la también legendaria Unión de Periodistas Deportivos de España. Pero de eso hablaremos específicamente en uno de los capítulos que se avecinan.
Comience, pues, así, este serial sobre Miguel Vidal Perelló, el mejor de los reporteros en materia de Deportes que la Prensa española ha tenido a lo largo de todos los tiempos. Y no exageramos.
EUGÉNIO EIROAMiguel Vidal con Santiago Bernabeu (en el hospital), el presidente que hizo grande al Real Madrid |
En una calle de Budapest, Miguel Vidal rodeado de Kubala y Puskas
Miguel Vidal, en Pekin, China, a donde acudió para realizar una serie de reportajes sobre el renacer del Deporte en el gigante asiático.
Una foto para la historia del Periodismo español. Miguel Vidal (a la derecha) visita en su casa a Jesse
Owens (izquierda). De aquella visita al legendario atleta sale un reportaje extraordinario, con una
vertiente humana reflejada en el mismo que emociona. James Cleveland Owens está en las últimas, un
cáncer de pulmón está acabando con su vida. El es consciente de ello, su mujer Ruth, también. Y a pesar
de aquella situación, abren las puertas de su casa a un reportero español con el que se sinceran, al que
expresan lo que en esa hora sienten... Vidal lo recoge en un emocionante relato sin precedentes, que nos
vuelve a situar ante la gran figura de un atleta de excepción, lo que fue el atleta estadounidense que en
los Juegos Olímpicos de Berlín, en 1936, ganó la fama internacional al conquistar cuatro medallas de oro en 100, 200 metros, salto de longitud y relevos 4x100. En su apogeo fue considerado como «el mejor y más reconocido atleta de la historia». Unas de sus hazañas más considerables fueron la consecución de tres récords mundiales y el igualar otra marca absoluta durante la competición de la Big Ten Conference del año 1935... El cáncer se lo llevaría en 1980. Poco antes, así lo
acredita esta foto, Miguel Vidal estaba en su casa y recogía unas de sus últimas declaraciones
a la Prensa mundial...
"Cuando guardaba cerdos y leía en ‘La Tarde’ que existía un tal Jesse Owens yo enseguida lo idealizaba. Por eso cuando fui a su casa de Phoenix y me lo encontré en la chaise longue –nunca había visto ninguna- desahuciado por los médicos no pude evitar emocionarme y llorar. Y cuando releo la entrevista que le hice me pasa lo mismo que cuando releo la que le hice a Garrincha en su chabola de Bangú, barriada de Río de Janeiro: lloro de emoción por el ídolo de mis sueños de niño..." (Miguel Vidal)