El gallinero aéreo que bien vigila a los conductores tantas veces engañados por los políticos

C ada dos por tres, en la Prensa, aparece  el repetitivo reportaje sobre los radares de la autovía (?) Vigo-O Porriño.  De vez en cuando toc...

Cada dos por tres, en la Prensa, aparece el repetitivo reportaje sobre los radares de la autovía (?) Vigo-O Porriño. De vez en cuando toca la portada del periòdico que sea, con el encendido elogio de la precisión del aparatito colgado de la parte trasera del -en teoría- enorme panel informativo que sobrevuela el vial... 

Lo de informar al automovilista es lo de menos : tantas veces allí no hay sino repetitivos y obvios mensajes, cuando no tonterías... Lo importante del gallinero aéreo que está sobre varios lugares en la autovía, son los cajetines que por detrás tiene, que no los ves de frente, pero ellos si te ven cuando por debajo pasas y vas -en este caso- a más de 67, como explicaba muy bien no hace mucho el Atlántico Diario. Un aparato radar bien afinado, engrasado y dispuesto para cazar, a cuantos más mejor, en este tiempo en que tan necesario es al Estado recaudar.

Por cierto... ¿qué habían dicho hace años, muchos años, gobernantes de uno y otro color?, ¿que iban a transformar esa maldita autovía Vigo-O Porriño en algo decente, con un túnel para atravesar bajo Puxeiros...?. ¿Prometieron algo así o es que con el paso de los años este escriba ya delira...?. ¿Prometieron, verdad?. ¡Menuda tropa!

P. S. / Cuando bajas de Puxeiros hacia O Porriño, estos radares de la foto, te vigilan por partida doble, cuádruple tal vez... y como no basta con eso, abajo, cuando se sale de este tormento de bajar la cuesta frenando para que el coche no pase de 60 (¡en autovía!) y no te multen... resulta que un panel luminoso anuncia a continuación, un "radar de tramo"... Éramos pocos y parió la abuela.

Pero de arreglar el infame pavimento, las hundidas juntas de dilatación, etc. etc. ... de eso, ya veremos cuando le meten mano. Lo que interesa son los radares. El resto... nos ponemos de perfil y silbamos como si con nosotros no fuese, ¿verdad, señores gobernantes?.