Parte do colorido e da beleza de Aveiro é indissociável dos famosos palheiros da Costa Nova. Estas construções típicas, utilizadas originalmente pelos pescadores da zona para guardar os materiais de pesca, foram sendo aproveitados ao longo dos anos como casas de veraneio. Implantadas à beira da praia, saúdam o mar com as suas fachadas pintadas de riscas de cores garridas. 
Deixe-se conquistar pela simplicidade calorosa do espírito piscatório da Costa Nova, ainda tão presente nos seus areais, e descubra a praia, a povoação e a história desta região. E descobrir as praias vizinhas da Vagueira ou de Mira. Uma verdadeira viagem no tempo!

O topónimo da Costa Nova do Prado surgiu em início do século XIX, quando a povoação piscatória de Costa Nova foi fundada. O termo “Costa Nova” começou a ser utilizado com a abertura da barra da Ria de Aveiro em 1808, para a diferenciar da “costa velha”, a da praia de São Jacinto, até então utilizada pelos pescadores. A designação “do Prado” indica simplesmente que junto à praia se encontrava um extenso e verdejante prado.

Ao longo de séculos os pescadores de Ílhavo foram-se fixando na Costa Nova, uma vez que esta nova zona de costa possibilitava um acesso ao mar menos perigoso que o de São Jacinto. Começaram então a construção dos palheiros, armazéns e abrigos dos homens do mar e dos barcos da faina da Ria. Os palheiros originais eram construídos com materiais locais, erguendo-se sobre estacas assentes no areal seco da Costa Nova, com o tabuado exterior disposto na horizontal e pintado de vermelho vivo, saudando o mar com cor e energia. O espaço interior era amplo, sem qualquer divisão, cumprindo a sua função de ser nada mais que um armazém desafogado. Com o passar dos anos, alguns pescadores começaram a transformar os palheiros adaptando-os a espaços de alojamento que passaram a acolher famílias na época de veraneio.

 

Es domingo; domingo de puente para los españoles (y muy especialmente muchos gallegos) que han ido hasta Portugal a pasar estos días. Braga, Porto, Aveiro... están repletas de coches y viajeros hispanos. 

Cuando la tarde del domingo 10 cae en la ría de Aveiro, ves allá, en la Costa Nova, cientos de coches con matrícula portuguesa iniciando el retorno a sus casas tras la excursión dominical. Pero el paseo marítimo a pie o en bicicleta, hacia el mar interior de la ría de Aveiro, allí, en la multicolorida Costa Nova, sigue con mucha gente... te cruzas, oyes hablar, casi todos en español... están de puente y se quedarán a dormir en la zona. Hasta el día 12 no retornan...

Por eso, los tenderetes donde se venden churros y "farturas" están repletos. Tenderetes que aquí ofrecen la famosa "Tripa de Aveiro" que solo aquí, in situ, puede encontrarse. Es una masa bastante más fina que la de los churros, en forma de envoltorio y con un aspecto externo -salvando las distancias- que recuerda el estómago animal que luego se transforma en los populares callos. Pero esta "tripa" es dulce más bien... y te la rellenan a tu gusto, como quieras, crema de huevo, mermeladas, lo que desees... es como un crep pero a lo bestia. Para saciarte si te gusta el dulce. Y se vende muy bien, porque uno de cada dos, pide la dichosa "Tripa de Aveiro" y la cola hasta es larga aunque las luces de la tarde se están apagando...

La ría está muy hermosa en este atardecer. La marea es alta a esa hora y da gusto ver cómo veleros, motoras, barcos diversos regresan de recogida a sus puntos de anclaje tras pasar el día recorriendo los mil y un vericuetos que esta ría plana y laberíntica tiene. Estamos, sin embargo, en la zona del mar interior de Aveiro, donde la ría se hace más grande, entre la Costa Nova y la Gafanha da Encarnação... detrás tenemos las cada vez más y mejor recuperadas casas típicas (sinfonía de colores) bien alineadas; detrás también hay jardines, paseos, ciclovías... todo cuidado y atractivo. Arriba de la zona urbanizada, en el exterior, claro está, la gigantesca playa abierta a la mar océana... Pero nosotros estamos en la zona recogida de la Costa Nova, en el mar interior, como un hermoso lago gigantesto... 

Está bella la Costa Nova; nosotros que la pisamos por primera vez casi 35 años atrás... reparamos que ha evolucionado admirablemente bien. Hoy es un imán fortísimo para el turismo. Desde Aveiro se llega por autovía gratuita a través de 12/15 kms a lo sumo. Mucho sitio donde aparcar, todo bien organizado. Y un festival de restaurantes. El más famoso, el de un tipo de Ponteareas (Galicia) y sus descendientes, que se afincó allí hace treinta y muchos años, llevó consigo la receta de una paella de excelencia, aprendió la cocina portuguesa en un santiamén y... para entrar en ese restaurante en los fines de semana de todo el año hay que hacer cola, con filas a veces de media hora larga para poder entrar...

La Costa Nova, atardecer de un domingo de octubre, de muy agradable temperatura (24 grados), gente en la playa y bañándose incluso sin mayor problema; atardecer de cielos donde las nubes lejanas no faltan; la noche cae... Las luces-reclamo del impresionante barco-hotel-restaurante que hace poco acaba de fijar su residencia en el que llamamos mar interior comienzan a encenderse... la noche quiere arrinconar al día, delante del acceso al barco-restaurante que está, al parecer de moda, se agolpan dos matrimonios de Ourense :

---¡Carallo, qué precios...!

---¿Qué querías, que te lo regalen?. Cenar en barco flotante con vistas al anochecer en plena ría de Aveiro tiene su precio... por eso la cataplana de peixe aquí es tan cara...

---Mejor es que vayamos al restaurante ese que fundó el emigrante de Ponteareas; comeremos mucho mejor y pagaremos menos... mi primo estuvo allí una vez comiendo y dice que salió dando vivas al maestro Soutullo...

---Vamos para allá, dejemos estos romanticismos de quitarte la cartera para otros...


> FOTOS de ARAÚJO MACEIRA.

10 de octubre, 1021. COSTA NOVA, ría de Aveiro, Portugal.