Por Xerardo Rodríguez.

El Dr. Frame y yo acordamos ayer que hoy nos acercaríamos a Carril en busca de marisco fresco, de ese recién salido de la gamela; pero fue Balbino quien me desanimó, desayunando en el “New York” de la City un nada, un cafecito con leche desnatada y una tostada sin mantequilla ni mermelada. Empezó a hablarme de economía doméstica y me hizo acompañarle al super, en plan curiosos, para probar lo que decía, la realidad post-pandemia, si es que estamos ya en la última etapa del coronavirus. Y, oye, era.

La cesta de la compra está incontrolable: han subido una burrada la carne, el pescado, las verduras, la fruta, el aceite, el pan y ya no te digo nada de otros productos especiales para gente con estómago delicado. En el pasillo, frente a los productos y al ver los precios, los comentarios de los clientes son coincidentes…

—- A estos precios no hay quien llegue.

—- ¿Pero como es posible esta subida?

—- ¡A dónde vamos a parar!

A la subida del precio en la cesta de la compra añádele la luz, el gas, los carburantes y comprobarás como los precios han estrangulado la economía doméstica. Balbino me dice que a él no le llegan para nada los mil y pocos euros de pensión, por eso sigue haciendo chapuzas y cobrando en negro. Con esos trabajos completa su “estado de bienestar”.

—- ¡Hai que facelo así! ¿Non ves como anda a xente de asustada?

Con precios mas altos bajan las ventas, así te lo cuentan los vendedores; y las empresas alertan de esta situación que les produce pérdida de competitividad. Así que yo le diría a Sánchez presidente que baje los humos, que el índice de crecimiento fijado en los presupuestos para el año que viene está muy lejos de ser una previsión real. En fin, que dejaremos las almejas de Carril para mejor ocasión porque hemos de contener el gasto…

—- ¿E quen ten a culpa de todo esto?

Desde la patronal se apunta a dos factores: la subida de la luz y de las materias primas, como por ejemplo la harina. Pero no les creas. Detrás de los precios están los Mercados que manipulan a su antojo, desde la sombra y escondiéndose; son los llamados “poderes económicos”, o sea, los inversores; o sea, los poderes fácticos.

—- Por iso decía o Pepe que temos unha revolución pendiente.

Puede que haya empezado ya y se disfrace de fiesta juvenil en las plazas de las ciudades. En mis tiempos lo denunciaba Juan Luís Guerra…