Foto tomada a mediados del siglo pasado. Así era en Cangas, el llamado "Muelle de
Comercio"
, también "Muelle de la Marquesina". Vemos ahí un barco de pasajeros, el llamado
"Villa de Rianxo", de la compañía Marítima Viguesa, regentada por la familia Cardona.
A la izquierda, sobre el muelle, vemos apilados materiales de construcción, sacas de cemento...
que llegaban en los balandros de entonces que Cangas tenía : el balandro de Antolín -más
modesto-, el balandro de Anacoreta -más lujoso-. Transportaban bienes desde Vigo a diario
para Cangas. Y en algunos de sus viajes, los ladrillos, los cementos, los botes de pinturas...
que Ángel Villar luego vendía, en su almacén primitivo situado en la calle ahora llamada rúa
Torre do Galo,
o sirviéndolos directamente desde el propio muelle de Comercio, transportados
en furgoneta, hasta las obras que lo demandaban... Así era el trabajo de Ángel Villar, en sus
primeros tiempos como industrial del sector de la Construcción,
trabajando muy duro, de sol a sol.Con su muerte hace ahora un año, se avivaron los recuerdos de aquel Cangas tan diferente, tan primitivo, tan emprendedor, aunque tan entrañable siempre, como el actual...



LA PERSONA QUE CAMBIÓ 
LA VIDA DE MUCHAS OTRAS

Por Alfredo Costas Villar.

Creo que no hay otra manera de titular este escrito que con esas palabras tan simples como las arriba referidas. Cambió la vida de otras personas... por su forma de ser, por su capacidad enorme para tender puentes, para hacerse sentir a gusto en todo momento a quienes tenía al lado, por su esfuerzo permanente de no dar su brazo a torcer ante la adversidad, por su noble sentido de la amistad que le hizo granjearse tantos afectos; por aquellos sus modos que le convertían en ideal para todos en cualquier momento. Por todo ello y mucho más, familiares y no familiares, ni le olvidamos, ni le olvidaremos...

Hace un año, Ángel Villar Blanco nos dejó, en un mediodía de aquel 25 de octubre de 2020, después de mucha lucha contra la adversidad en su salud. Aquel día, como nieto, tuve la oportunidad de experimentar -en primer plano- lo que significa perder a un abuelo. Y diría que, ante todo, pierdes media vida porque en ella se van muchos e intensos años de amor hacia alguien. 
Fue un día muy triste, pero a la vez emocionante, porque se había ido el que para muchos -familiares y no familiares- había sido como un segundo padre, quien les había enseñado e inculcado muchos y grandes valores que pocos tienen la oportunidad de decir que han podido enseñar a otros.

Mi abuelo Ángel me abrió las puertas en el mundo del cuidado de las personas. Creo que sin el yo no tendría aquello en mi cabeza en su día... de querer ser cuidador y ayudar a los demás. 
Ser cuidador de una persona como Ángel te enseñaba que ayudar a tu abuelo es lo mas bonito del mundo; y, sin duda, ser cuidador de mi abuelo es lo más gratificante que me ha pasado en mi época joven; sin duda alguna. 
Me alegra mucho -dentro de la desgracia- poder haber aportado a su vida, en sus dos últimos años, mi amor hacia él, ese amor que antes él me trasmitió desde que yo era un niño; una sensación de cariño permanente que me hizo volar como vuelan pocos.

Pero lo mejor de mi abuelo, Ángel Villar, es lo que el dejó hacia los demás, como gran persona de bien que en todo momento fue. El siempre quiso lo mejor para todos con los que trataba y -desde lo que estaba en su mano- sin duda lo consiguió. Se sacrificó, luchó porque los demás pudieran hacer, vivir cosas bonitas; luchó en todo momento por darle lo mejor a todos, dejándose la piel en sus no pocos desempeños de servicio a los demás. 
Ayudando día si y día también a la gente del deporte, apostando fuerte por gente que a lo mejor no se lo creían pero que realmente valían y gracias al apoyo de gentes como mi abuelo salieron adelante. Mi abuelo disfrutaba haciendo posible, viendo cómo se hacía realidad el sueño de triunfo de otros, especialmente los jóvenes...
Creo sinceramente -y con la mano en el corazón- que es imposible que muchos consigan tantas cosas como las que el consiguió : unir a tanta gente diferente, ilusionarlos en una misma tarea formando un gran equipo; unir es algo muy difícil, pero el sabía como lograrlo.

Dio su inmenso amor y esfuerzo al Alondras -el club al que tanto quiso y del que siempre estaba pendiente- en forma de servicio a los demás. El Deporte en Cangas le debe mucho a Ángel Villar. El era de ese tipo de personas sin las cuales imposibles serían los éxitos de otros. El estaba detrás, jamás presumiendo en primera línea; el estaba sosteniendo en todo momento un esfuerzo, en el fútbol, en el ciclismo, en donde se le reclamase, sin el cual sería imposible que otros pudiesen hacer deporte y lograr grandes éxitos.

En razón a la edad... creo que me he perdido las épocas más gloriosas de mi abuelo, seguramente muchos de sus momentos importantes, porque -obviamente- yo lo conocí solamente en sus últimos 21 años. Pero... ¡me basta con el testimonio de tantos y tantos mayores que yo, que me han hablado tanto y tan bien de lo que mi abuelo hacía en favor de los demás en Cangas!.

El año pasado yo estaba emocionado cuando llegó el día de su muerte. No me costó mucho asimilar el adiós porque, al final, hay una cosa que tenemos que tener los cuidadores : fuerza, mucha fuerza para sobrellevar los momentos duros que la Vida depara. 
Pero una cosa también es cierta : a mi abuelo Ángel lo recuerdo todos los días y algún día que otro lagrimean mis ojos porque lo echo mucho de menos; porque fue el mejor abuelo del mundo. 
Me siento muy afortunado de haber podido ayudarle en la recta final de su vida, a que fuera más digna. Pero también de haber vivido tantos otros momentos especiales con él, en el Ciclismo, en el Alondras, en todo lo que hacía.

Una cosa me quedó clara en estos 21 años : que las personas que dejan huella de verdad, la dejan en el corazón. Y por mucho que pasen los años... a mí nunca se me olvidará quien me enseñó a amar la Vida. Gracias, abuelo, por enseñarme a vivir con amor.


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Aunque de momentos de la recta final de su vida, vayan ahora unas imágenes para recordar 
al gran cangués que fue Ángel Villar Blanco (q.e.p.d.)


Velloso Romero (q.e.p.d.) no faltó al homenaje hecho en su día a su gran amigo.
En el centro, el Alondras con la camiseta dedicada que le entregó aquel día.
A la derecha, Pilar Franco García, esposa de Ángel Villar, recibiendo
unas flores de parte del Alondras C.F.


Abrazado a los capitanes del Alondras y el Pontevedra, antes de hacer el saque
de honor en el partido que coincidió con la fecha de su homenaje.


Un cangués que dejó imborrables recuerdos en las muchas gentes que tanto lo estimaron




Ha pasado un año. Sus amigos quisieron recordar su memoria.




José Enrique Sotelo imponiéndole a Ángel Villar la insignia de plata del
Concello de Cangas. Manuel Camiña, el legendario presidente del
Balonmano Cangas entregándole un obsequio.



Parte de los asistentes al homenaje a Ángel Villar quisieron posar con el homenajeado
en el Campo Morrazo por el que tanto luchó Ángel Villar



Pronunciando unas palabras, en el día de su homenaje,
junto al alcalde entonces de Cangas, José Enrique Sotelo.