¡Buenos días, buenas tardes, buenas noches!... vete tu a saber a qué hora estarás leyendo esto.

Hemos dejado atrás el ecuador de noviembre y caminamos a pié firme hacia la Navidad y la cuesta de enero. Y sin resolver aún el Mundo el problema gravísimo del Coronavirus-Covid o como quieras llamarle.

A lo tonto se nos va anunciando, por grupos de edades, para no alarmar demasiado de golpe, lo de la tercera dosis, dosis de refuerzo o como coño quieras que se llame. A lo tonto, sin decirlo, nos están diciendo que... vamos a gatas, más que caminando en este asunto. Desesperante, sin duda.

Vienen ahí rebrotes, viene ahí una especie de nueva ola encubierta. ¡Que Dios nos pille confesados!, nunca mejor dicho. Ya no te puedes fiar de nada, ni de nadie... ¡cuantas estupideces, cuantas afirmaciones sin sentido, cuantas bravuconadas... hemos tenido que escuchar en todo este tiempo!. Y ahora resulta que la vacuna echa una mano, una gran mano, pero no resuelve el asunto... Así que, de entrada, está al caer, meses más, meses menos, una dosis "de refuerzo" para todo el mundo ya vacunado antes. De entrada, eso, ya lo verás...

¿Y de salida?. De salida, vete tu a saber... mejor es no decir nada. Estamos en manos de los políticos, de aquí, de allá y de acullá. Por eso... mejor tener presente siempre aquello de ¡que Dios nos pille confesados!. Y el que entienda la historia de otro modo, ciertamente, yo le respeto; y mucho... pero no renuncio a mi teoría : ¡que Dios nos pille confesados!, porque fiarte, lo que se dice fiarte de la tropa política que te toque en suerte, mejor es que no. Por si acaso... ¿no crees?.

Ya Chumy Chúmez bien lo decía en su día...