La primera voz que escuché por la radio de niño fue la de Pedro Arcas. Era, entonces, la voz única de aquel Ourense de postguerra, cuando las emisoras tenían indicativos clave, tan propio de las dictaduras:

—- Transmite Radio Orense, emisora EAJ-57…

Pedro Arcas era todo un ídolo para mí y hasta lo metía en mis sueños infantiles como el gran héroe que salvaba a la ciudad, aquellas noches en las que se desbordaba el Miño y todos los habitantes seguían sus dictados radiofónicos para encaramarse a mi Cudeiro huyendo de la muerte y de las aguas.

Este era un sueño que se repetía a menudo antes de cumplir mi primera década. Cuando de él despertaba no hacía otra cosa que escuchar a Pedro Arcas.

La vida ya nos enfrentó cuando yo estudiaba quinto de bachillerato y ponía mi voz a aquel programa que magistralmente escribía Angel Huete…

—-  Señora… ¿Para qué buscar? ¡Ahora está Spar!

Era mi grito de guerra para abrir el espacio, una vez que sonaba una ráfaga de “Los Cañones de Navarone”. Luego, aquello era la radio total: el disco dedicado, la receta de cocina, el consultorio sentimental, los consejos de belleza, la entrevista al ama de casa grabada en un “Ingra” de cinta de media pulgada en el supermercado…

Cuando por primera vez traspasé el umbral de Radio Orense, en la calle de las Tiendas, Pedro Arcas me abrió la puerta, me sentó en el hall mientras tomaba nota de una esquela a los familiares de un difunto, casi al mismo tiempo que cogía un microsurco de la discoteca, se ponía al micrófono, daba hora y temperatura, y presentaba la obra…

En aquella visita supe que Pedro Arcas era Radio Ourense, no solo su voz. Y naturalmente, aún tenía tiempo para, entre disco y disco, dar unos consejos a aquel niño barbilampiño del Instituto que quería ser como él.

Porque mi pasión por la radio se la debo a aquel hombre de 120 kilos de humanidad, de empastada voz, que hacía un largo magazine de mañana, dedicaba discos en la sobremesa, rezaba el rosario por la tarde, nos daba las noticias locales a las nueve y hablaba de futbol a las diez, cuando, tras los compases iniciales de “Patrulla Americana” cantaba aquello de…

—-  ¡Palestra, ha llegado Palestra! ¡Revista radiofónica de los Depooorrrrtes!

Vosotros, ourensáns, ¿No créeis que le debemos un homenaje a Pedro Arcas?

XERARDO RODRÍGUEZ