Gloria tiene a bien advertirme la noche anterior de lo que voy a comer al día siguiente. Porque me he salido ya de la dieta, pero tampoco estoy para meterle kilos de más a este cuerpo 78. Hoy, por lo que me contó anoche, toca frutos del mar de Arousa y pescado del río Ulla. Unos mejillones al vapor, sin más; y un salmón a la plancha con salsa al oporto y cebollita dulce tostada. Si se da el caso, termina el menú con yogur auténtico artesano o requesón. 

De los mariscos de Galicia pocos conservan el sabor a mar que tiene el más humilde de todos, el mejillón. Este bivalvo te posibilita poner en la mesa el exquisito gusto de nuestras incomparables rías, donde lo almacenamos. Ya sabes, en las bateas, esos barcos de la vida anclados a mansas olas de aguamarina, donde el mejillón adquiere la mayoría de edad y el certificado de calidad, para convertirse en el preferido de los mercados de Europa y en verdadero protagonista de esta vida marinera.

En cuanto al salmón del Ulla… No es por nada, pero no he probado otro igual, a pesar de que en los restaurantes finos del país lo consideran plato nórdico, porque mayormente proviene de los ríos que atraviesan los bosques habitados por el oso, ya sea en Alaska o en la península escandinava. Si le preguntaras a Nito, el gran especialista del Restaurante Nixon de A Estrada, te convencería fácil con su teoría de que nunca ningún pescado congelado superará a nuestro peixe fresco.

Me desprendo de la condición de pareja a punto de cumplir las bodas de platino y te cuento: como en el Restaurante Gloria no se come en ningún otro. Si no tiene la famosa estrella es porque su arte lo reserva para las personas que quiere. Y somos pocas. Una suerte haberla conocido hace casi sesenta años.   

XERARDO RODRÍGUEZ, director de "GALICIA ÚNICA"