Carlos Álvarez Alonso, en una foto reciente

Hay algunas profesiones en las que -por encima de todo- todo cuidado es poco.

Y en algún caso, hasta un extremo que casi todos nuestros lectores ni imaginan. Una de ellas, con vertiginosa evolución en el último cuarto de siglo es la de aquellos(as) que se dedican a solucionar los problemas que se originan en las máquinas fotográficas, aparatos de filmación, cinematografía, objetivos, complementos, prismáticos, anteojos... 

Para ser profesional de este territorio que nos ocupa y sostener a lo largo de años un prestigio, no vale cualquiera. Porque o se tiene auténtica vocación y amor por esto, o lo mejor es dejarlo...  Tal vez por ello, por la gran complejidad que una profesión así tiene, la mayoría de los que lo intentan acaban arrojando la toalla. Y bien pocos son los que emplean toda su vida dedicados a esto. Es ahí donde aparece el factor vocacional. 

Mientras que hay médicos y enfermeros que por auténtica vocación dedican su vida a curar y salvar a los enfermos, no les quepa la menor duda que hay también -ya pocos, pero hay- auténticos profesionales que dedican su vida a hacer felices a los demás, recuperándoles, con sofisticado trabajo, objetos de gran valor -y a veces hasta también sentimental- : aquella máquina fotográfica a la que tenían tanto cariño, aquel objetivo de excepcional calidad -y que les costó una fortuna- al que los hongos han atacado el otro invierno; o, simplemente, resolviendo desde la nada, buscando piezas donde casi imposible era hallarlas, poniendo como nueva una máquina de auténtico museo, pero que acaba por funcionar como el primer día...

Carlos Álvarez Alonso, en su "clínica" de los elementos fotográficos...

A algunos, desde la ignorancia, hasta les parecerá fácil. Pero no lo es. Para que ustedes crean a pies juntillas lo que les digo, deberían de coger una máquina fotográfica de estos últimos 10, 15 años... que ha entrado en avería; abrir su carcasa, desnudarla digamos, ver sus tripas y ante el laberinto increíble de condensadores, conexiones, circuitos, micro-piezas, nanotecnología -¿por qué no decirlo?-... preguntarse : ¿y hay gente, con paciencia y sabiduría para arreglar, para recomponer esto tan complejo que se ha averiado?. Y junto a la pregunta, muchos de ustedes aportarían inmediatamente también la respuesta : desde luego, yo no lo haría; aunque supiese, no tendría paciencia y cuidado para esto...

En efecto : enorme paciencia, gran cuidado, notable sabiduría, intachable profesionalidad y... vocación, mucha y profunda vocación hay que tener para ser uno de los pocos técnicos que en cada país existen -aún menos mal que existen y nos salvan de un catastrófico "usar y tirar"- y que evitan que esta serie de aparatos tan sofisticados, tan delicados (hoy una buena máquina fotográfica no solo hace admirables fotos, sino que realiza también excelentes videos...)... puedan quedarse arrinconados porque se averiaron y no tenemos quien solucione el problema.

Lo de enviar una cámara que falla al llamado servicio técnico oficial está muy bien cuando se está en tiempo de garantía. Pero... ¿y después?. Los servicios técnicos oficiales, además de costosísimas reparaciones, ofrecen tiempos de espera desesperantes, con no pocos problemas a veces, despersonalización y sensación de que tratamos con la pared que no te escucha. Y si todo no resulta bien al final, además de haber gastado un gran dinero, tendrás una sensación cercana a la impotencia...

Envíos llegan desde toda España y Portugal

Pero, entonces, ¿qué alternativa tenemos...?, ¿a dónde ir con la máquina averiada, con el objetivo que ahora no enfoca bien...?. Aún quedan en España sitios, afortunadamente. Pero pocos, ciertamente.

En el caso de Galicia -y diría que también en la Eurorregión Galicia-Norte de Portugal- tenemos la fortuna de contar con un profesional de primerísima línea en el sector que nos ocupa. No solo no es un cualquiera; es que hay muchas opiniones que le consideran de lo mejor, sino el mejor en España. Ha dado muestras sobradas de ello. Más de cuatro décadas nada menos que le avalan, con un trabajo a conciencia, absolutamente vocacional y altamente profesional en todo momento. Es una auténtica joya este profesional, dicen los entendidos del mundo fotográfico. No es así extraño que a su estudio-taller de la calle San Antoniño, en el corazón de Pontevedra capital, lleguen cada día encargos de los más diferentes lugares de la Península Ibérica. Su fama, a lo largo del tiempo, ha acabado por traspasar fronteras. Y es justo que así sea.

Carlos Álvarez Alonso, que así se llama el protagonista de esta historia, es persona de notable educación e inmejorables formas. Ese es el punto de partida. El resto es mucha sabiduría, profundo conocimiento de lo que se trae entre manos, honradez y siempre buen hacer. Ingredientes que -por si solos- justifican su éxito de décadas (46 años ya, 30 de ellos establecido en Pontevedra). Su local profesional, en el número 37 de la calle San Antoniño, en Pontevedra, se llama "Tecnifoto". Hay un parking cercano (plaza de Barcelos) en donde dejar el coche, pero también diversas paradas autorizadas en la misma calle -donde está Tecnifoto-, de 15 minutos, para "carga y descarga"... No es nada complicado llegar allí. Pero si no puedes ir, porque estás en sabe Dios dónde... llamas al teléfono de este hombre (986 862274) :  y te dirán cómo hacerles llegar tu máquina, tu objetivo, lo que necesites salvar... Y ellos harán lo indecible por recuperar lo que tu tanto estimas.

Aspecto parcial de una "clínica" fotográfica a tope...

A Carlos Álvarez Alonso le conocí hace muchos años, porque en Vigo, en "El Corte Inglés", ante un problema en una de mis máquinas, me recomendaron acudir a Pontevedra, a ver a Carlos, en su Tecnifoto. Fue como llevar aquella cámara, entonces analógica, al médico fotográfico... La diagnosticó en un santiamén (verdadero ojo clínico el suyo las más de las veces), puso manos a la obra, la reparó... y hasta hoy; porque dejé de usarla cuando llegó lo digital que sino ahí seguiría...

Carlos Álvarez Alonso es una persona muy especial. Resta importancia a sus notables méritos. Y, sin embargo, no solo los tiene, sino que le son reconocidos. Hace poco, el Cuerpo Nacional de Policía de España le hacía merecedor de una condecoración, en agradecimiento-reconocimiento a sus méritos en especiales colaboraciones diversas habidas con ellos (policía científica, aparatos de precisión, utillajes...). Nos enteramos de ello por casualidad, porque Carlos es así : aunque afable siempre, resulta muy discreto, sencillo, orgulloso de lo que hace, pero en nada prepotente, ni divulgador de sus éxitos.

Sin embargo, no faltan referencias expresas publicadas a lo largo de los años en revistas fotográficas, también en Internet, sobre el buen hacer de Carlos Álvarez Alonso. Leíamos aún recientemente, días atrás, interesantes apuntes de Juan Tiagues, Chencho Mendoza, Ignacio Benedetti Corzo... glosando la figura de nuestro personaje y el enorme servicio que hace a profesionales y amateurs del mundo de la Fotografía. 

Cuando Carlos comenzó su trayectoria profesional -entonces por Madrid y otros lugares- destacó muy rápidamente en aquel mundo en donde el Cine, entonces; los documentales televisivos también, eran territorios donde el personal cualificado, técnico de los aparatos de imagen, que tratase de tener a punto aquellos entonces rudimentarios elementos de filmación y utillaje de sonido... era escaso y no muy ducho. No era, sin embargo, el caso de Carlos Álvarez a quien ya se valoraba mucho entonces.

Tantos años después, décadas ya, qué se yo, cuarenta y algunos años de trayectoria, más tal vez... ni se lo he querido preguntar; Carlos Álvarez Alonso, en su "Tecnifoto", en Pontevedra, sigue siendo feliz, porque cree firmemente en lo que hace, arrastrado de un enorme vocación, que le lleva a continuar haciendo cada día desde un sencillo arreglo a un auténtico milagro, al tiempo que va enseñando a su hijo todos y cada uno de los secretos de su profesión, en la esperanza de que -un día- cuando ya no pueda seguir adelante, su sucesor tome plenamente la alternativa, sea su gran relevo.

Cada mañana, cuando levanta la persiana en el número 37 de la pontevedresa calle San Antoniño, Carlos Álvarez no se arredra lo más mínimo. ¡Y mira que llegan al mostrador de su laboratorio-taller casos difíciles...! 

Ahí está Tecnifoto, de lo mejor en la Península Ibérica...

El mundo de la Fotografía está en plena mudanza. Canon y Nikon muy pronto dejarán de fabricar sus afamadas máquinas réflex... El nuevo camino hacia las máquinas "sin espejo", las mirror dichosas, ya está abierto hace algún tiempo y... muy pronto en el mercado de primera mano atrás quedarán las reflex (aunque se sigan usando y con mercado de segunda mano) y las full-frame, para dar paso a las nuevas tecnologías fotográficas... El desarrollo del mundillo fotográfico es impresionante, sin duda. Para responder a la competencia de los teléfonos móviles convertidos en circunstanciales máquinas, las marcas de toda la vida, Canon, Nikon, Fujifilm, Pentax, Leica, Sony... están volcándose en producir nuevas maravillas de la técnica, para demostrar categóricamente que una máquina fotográfica es una máquina fotográfica y un teléfono seguirá siendo siempre un teléfono...

Ello obliga a estar mucho más que al día... pero eso a Carlos Álvarez Alonso nunca le preocupó. Tal vez porque durante décadas, el va siempre por delante; veía venir los avances, las revoluciones que se han producido en el mundo de la Fotografía. Controla todo, lo de antes, lo analógico, pero -por supuesto- todo lo digital. Al fin y al cabo, en su interior, las máquinas modernas no dejan de llevar una especie de ordenador a bordo... ¿Se dan cuenta ahora ustedes de lo compleja que es la profesión de este hombre si realmente pretende hacer -como así sucede- las cosas bien y a conciencia?.

Precisamente por lo avanzado y delicado de las máquinas fotográficas y objetivos actuales, la complejidad de estas ultramodernas tecnologías lleva a sofisticados problemas a veces, averías que no puede resolver un quidam cualquiera cuando una máquina hace crack. 

Por eso -por nuestra cuenta- hemos llamado estudio-taller-laboratorio (hay de todo en ello, sin duda) el espacio en donde Carlos Álvarez trabaja cada día... Entre infinidad de aparatos, cables, piezas, micro-piezas, medidores, comprobadores, elementos computerizados, etc. etc. etc., allí, en el corazón de Pontevedra, lo mismo se resuelve el problema de una máquina topo de gama de un fotógrafo de la "National Geographic Society" que ese "error 01" que aparece en la pantalla de una modesta Canon 100D que le han llevado a Carlos desde Braga para que lo solucione... Todos, grandes fotógrafos y simples aficionados a la fotografía han pasado o pasan por allí con sus estimadas cámaras que acaban generalmente por tener arreglo.

"Soy feliz con lo que hago. Me siento realizado. Es un trabajo que me apasiona. Soy consciente de las dificultades que siempre encierra. En los tiempos actuales, más. Hay marcas que para servirnos piezas se eternizan... El mundo de la Fotografía ha cambiado y fabricantes, distribuidores, se rigen por parámetros muy diferentes a antaño. Los retrasos en los suministros pueden llevar a incomprensión por parte del cliente, que puede confundir eso con retraso por nuestra parte, algo que no existe. Como digo, dependemos de factores externos; pero aún así, aún siendo todo delicado, vamos resolviendo, vamos logrando lo que pretendemos, que nuestros clientes y al tiempo amigos, puedan seguir disfrutando de su pasión, algo tan hermoso como es la Fotografía, con sus máquinas a punto, con sus objetivos en forma...", nos explica Carlos Álvarez Alonso, mientras nos habla de una especie de arcón mágico, a donde van a parar por unas horas los objetivos afectados de mal tan frecuente como son los hongos y humedades. Allí, los rayos ultravioleta "matan" los hongos, lo que no exime de tener luego que desmontar el objetivo enfermo, aro a aro, lente a lente, limpiando muy bien cada elemento para retirar cualquier resto y evitar que los hongos vuelvan a anidar por allí...

Máquinas, objetivos fotográficos, filmadoras, objetivos de cine también, prismáticos, catalejos, aparatos ópticos de diverso tipo : científicos, médicos... todo eso y más, aparatos delicados en suma, han pasado y pasan por la clínica de este hombre tan especial, tan necesario, tan procurado. Porque incluso hay quien dice que la profesión que nos ocupa tiene cada vez menos protagonistas, a medida que se van jubilando -como sucedía recientemente con el famoso Mateu (de MicroDelta Balears)-, de manera que los que quedan, como el gran Carlos Álvarez Alonso, son cada vez más procurados.

Texto : Eugénio Eiroa. Fotos : Eugénio Eiroa, Chencho Mendoza e Ignacio Benedetti