EL RELATO DE LO MISTERIOSO

La Tierra es mágica, por eso resplandece el paisaje. Todo cuanto nos rodea tiene un brillo especial: El mar, los ríos, la nieve de la montaña. De las entrañas húmedas del invierno surgen misterios de niebla y orvallo caído del cielo, mientras al pié del fuego de la lareira se cuentan hazañas protagonizadas por fantásticos personajes de leyenda.

Aquí la Fé mueve montañas y nos hace entender el milagro. Nos debatimos entre la fiesta de la vida y el culto a la muerte, dialogando con santos y con almas en pena que vienen del Más Allá. Buscamos tesoros nunca encontrados… bajo el mar o en la piedra encantada del valle del oro.

Y sí. En la “Tierra Mágica”, haberlas hailas, las meigas. Ellas siguen siendo las heroínas de nuestra ficción y de nuestra realidad.

Cada rincón hermoso de esta Galicia mágica tiene su leyenda. Y a poco que viajemos por ella, desde la montaña blanca al mar azul, nos envolverá el relato misterioso de personajes extraordinarios.

Tenemos los gallegos tendencia, incluso, a presentarlos como héroes y mitos consustanciales con nuestras propias vidas. Por eso, algunos escriben novelas, otros hacen películas, los más hacen una fiesta y los menos cuentan cuentos.

Pero todos coincidimos en la gran riqueza cultural que representan nuestras leyendas de tierra y mar, evocadoras de personajes que aún gozan del beneficio de la duda de su existencia en la realidad histórica.

En lo alto de cada montaña de la Galicia interior y en las proximidades de un castro, siempre hay una “pedra moura”. En realidad, es una atalaya magnífica desde la que se contempla el paisaje mágico del país; pero alguien añadió la leyenda de la princesa moura (por morena), encantada y encantadora.

Dos hechos legendarios destacan en la romanización y nos sitúan en dos hermosos lugares: Por un lado, a orillas del Limia, cuando la Legión que comandaba Decimo Juno Bruto, se encontró con la niebla y pensó hallarse ante el río Lethe, el río del olvido de la mitología griega. Los romanos también confundieron la curva atlántica con el fin del mundo, allá en el faro que hoy conocemos como el más occidental de Europa, en Fisterra.

Con la cristianización, surgen las leyendas de milagros y algunas páginas de la historia religiosa de Galicia se quedan a medias entre el relato verdadero y lo imaginario.

Son leyendas de cristos crucificados que aparecen en la playa de Nemiña o ascienden el Miño hasta Ourense para ser venerados en capillas propias…

Vírgenes que aparecen y desaparecen, junto al mar, al lado de un río, en lo alto del castro. Barcas de piedra que traen el cuerpo del Apóstol hasta el Pedrón de Iria Flavia. Peregrinos que siguen caminos de estrellas. O que encuentran el Santo Grial en O Cebreiro. Incluso recorren una senda milagrosa en la que se entienden todas las lenguas…

Y en la Edad Media las leyendas sitúan en la Tierra Mágica a héroes de poemas épicos. También cuentan cuentos relacionados con el diablo en los que no siempre sale bien parado.

Ya en la modernidad, hay personajes legendarios que existieron y cuyas vidas fueron posteriormente noveladas o llevadas al cine. Es el caso de guerrilleros –maquis- como Foucellas, toda una leyenda de la lucha antifranquista de los años cincuenta. O de Pepa A Loba, que en realidad se llamaba Josefa López y había nacido en A Estrada. “El único hombre bueno es el hombre muerto” es la frase que dejó para la historia, la que está considerada primera feminista de Galicia.

XERARDO RODRÍGUEZ, director de GALICIA ÚNICA