Estos días, por aquello de que, como gallego, tengo vela en este entierro… sigo con mucha atención lo que dice Alberto Núñez Feijóo desde la tribuna del candidato a presidir el principal partido del centro derecha español. Lo hago por curiosidad personal -hace muchos años que le conozco y trato- pero también como periodista interesado en ese futuro próximo para el que el dice estar “preparado”.

A Alberto le encantaría que volviese el bipartidismo, porque sería fácil entenderse con un PSOE desgastado por una pandemia, una guerra y una crisis galopante que no sabemos a dónde va a llegar. Primero porque para gobernar España no habría necesidad de pactos contra natura, aplicando políticas sociales que no asustarían ni al gran capital ni a nuestros oligarcas, que también los tenemos. Segundo porque las moscas cojoneras se irían con su zumbido a sus propias partes. Y tercero porque nadie perdería mas el tiempo en discusiones bizantinas sobre independentismos que solo defiende un 5% del contexto estatal y las luchas del pasado.

Eso, el bipartidismo, es lo que le gustaría a Feijóo, pero no a un 50% de los españoles que tiene divididos sus amores entre la patria que le vio nacer y aquellos partidos que defienden los intereses de la clase trabajadora y el sindicalismo moderno, que el actual anda de reformas. Y ahí están figuras emergentes dispuestas a hacer valer sus principios de izquierdas.

Dicho lo anterior, estaba pensando esta mañana en que, si Núñez Feijóo busca conseguir que toda la gente vote al bipartidismo de las mayorías para no pasarse la vida mirando constantemente por el retrovisor si le adelantan por la derecha, estaría bien que fuese haciendo la lista de pactos que ha de romper para evitar que entren en los gobiernos municipales, autonómicos y quien sabe si estatal, los herederos de una dictadura que solo trajo muerte, hambre y fascismo a España. Porque estos de ahora guardaron los pensamientos de aquellos y ya los ves venir, amenazando como Putin nuestras libertades, esas por la que tanto hemos luchado los abuelos del siglo XXI.

Yo solo le pido a Feijóo que aplique el sentidiño de un político centrado y cuando llegue a la Moncloa, si es que llega, que no se olvide de que tendrá que elegir entre servir a la gente común, con la que humildemente creció, y guardar distancia con quienes le tienden alfombras rojas para que suba a sus yates de lujo.

Amigo Alberto, piensa en Galicia y no desperdicies el capital político que aquí dejas. Ya sabes que los gallegos nunca mostramos excesivas quejas de tu quehacer como capitán al mando de este pequeño país. 

XERARDO RODRÍGUEZ, director de GALICIA ÚNICA

La imagen que circula de mano en mano estos días en redes sociales