Adiós, muy buenas... Don Alberto ya anunció esta tarde que se marcha. Será una marcha programada, pero marcha y... ahí quedará la Xunta, provisionalmente en manos de otro de la cuerda popular, hasta que lleguen las próximas autonómicas. Luego, sin don Alberto, ya veremos qué pasa con el PP gallego en unas elecciones en las que los aspirantes a un bigobierno socialista-nacionalista echarán el resto.

En el discurso de hoy, de despedida, en un acto celebrado ante doscientos y pico de fieles que le vitorearon, Feijóo trató de justificar su marcha. Habrá quien le crea a pies juntillas. Y habrá quien piense que nadie ha puesto una pistola en la cabeza de Feijóo para obligarle a este hombre a irse a Madrid. Habrá quien piense que Feijóo tenía un compromiso con Galicia y con los gallegos y no va a cumplirlo, lo va a dejar a medio camino.

Su discurso de esta despedida en un marzo recién estrenado, tuvo mucho de auto-alabanzas, mucho de pretendidas justificaciones, mucho de querer quedar bien... a sabiendas de que, esta vez, va a convencer a menos de los que convenció hace menos de dos años cuando pidió el voto en las autonómicas; porque habrá a estas horas quienes se sienten decepcionados con Feijóo. Y a los que solamente podrá convencer a posteriori, y solamente en el único caso de que logre ser Presidente del Gobierno de España. Todo lo que así no sea, solo servirá para acrecentar la decepción que esta noche bastantes sienten, al ver que Galicia ha perdido un gran presidente de la Xunta, porque aquella idea de que su presente y futuro estaba en esta su tierra, dejó de anidar en la cabeza de Feijóo.

«Me siento en la obligación institucional de ponerme a disposición de mi partido para garantizar el gobierno sólido y solvente que necesita España» «Una decisión que nunca pensé que iba a tener que tomar».

Un Feijóo casi mitinero en esta su ya despedida -aunque formalmente luego lo sea a plazos, en venideros meses- disfrutó hoy de un auditorio enfervorizado para proclamar ahí su decisión. Dice que lo de hace cuatro años atrás -cuando decidió no irse a Madrid- era diferente. Que ahora España tiene el peor gobierno de su historia y que ahí va el, para salvar a España... Para ello proclamó que "España vive una situación límite y ante ello debemos de dar un paso al frente". Dice que se siente en la obligación personal e institucional de ponerse al servicio de su partido y de su país para "garantizar a España el Gobierno sólido que tanto necesita".

La despedida de Feijóo fue más un acto teatral que una consulta real a los 200 de la "directiva". "Creo que no hace falta que lo sometamos a votación, tras ver vuestro estado de ánimo y esta calurosa acogida que me dispensáis...". El acto de la despedida de Feijóo fue... adecuadamente organizado en el seno del Partido Popular de Galicia. Excelente puesta en escena. Su discurso fue el de una presentación de candidatura en la que se fijó dos objetivos : rearmar al PP y gobernar España.

"No vengo aquí a insultar a Pedro Sánchez. Vengo a ganar a Pedro Sánchez", decía Feijóo en este su acto de despedida, casi al mismo tiempo que en los noticiarios de la TVE, como quien no quiere la cosa, le colaban la foto con el contrabandista, dentro de una pieza "documental" sobre su trayectoria, a la que este miércoles el de Os Peares daba un golpe de timón, enfilando su nave política, definitivamente, hacia Madrid.

Galicia pierde un gran presidente. No hay duda alguna. Y entre los gallegos que le dieron el voto en momento tan difícil como las aún recientes elecciones, habrá ahora -y no pocos- los que claramente se sienten defraudados con este largarse a mitad de mandato. El único norte de Feijóo no era Galicia, por mucho que en su momento dijera lo que dijo. Al final, resultó -en un ejercicio legítimo de su derecho- uno más, un político ambicioso, que cree en estos momentos que ha de asumir el papel de salvador de España -o poco menos-.

EUGÉNIO EIROA