No sé sí recuerdas, querido Perozo, cuando, tras haber sido emigrantes en Madrid, regresamos a Galicia por aquella carretera de las de antes de la guerra y con tu coche cargado de enseres y libros. ¡Como retrasamos la hora para yantar unos huevos con chorizo y patatas en A Gudiña, en aquel bar, en el que ya estaban todos echando la partida…!  Aquel fue el día que mas me impresionó la Puerta Sur, a pesar de que bien la conocía desde el aire, por aquellos tiempos en los que volar me volvía loco.  

Parece mentira, pero los grandiosos montes de Pena Nofre y las sierras Seca y Segundeira, mil cien años después, son aún el nexo geográfico entre Galicia, el nordeste de Portugal y las tierras de Castilla y León.

A estos relieves ásperos y desolados, y a los ríos que desde ellos descienden, debemos los valles hermosos y fértiles por los que transcurrían las romanas calzadas empedradas, en las que los peregrinos del medioevo dejaron su imborrable huella haciendo posible la actual Vía de la Plata de las rutas a Compostela.

La modernidad les llamó Portillas del Padornelo y de la Canda. En el asfalto de la vieja carretera que serpentea el pasado reciente están escritas miles de emocionadas historias de los segadores gallegos cuando -como nosotros de Madrid- regresaban de las interminables jornadas de la siega en la ancha Castilla.

Al igual que en la vía paralela del ferrocarril reviven en la memoria aquellos días en que los carrileros hicieron posible con su esfuerzo una mejor relación con el centro peninsular.

Y en el perfil de la sierra, que hermana a Galicia y al Portugal del Condado de Bragança, pervive también en el recuerdo la aventura que protagonizaron contrabandistas de uno y otro territorio, gentes legendarias por necesidad.

Romanos, peregrinos, segadores, carrileros, contrabandistas… todos construyeron estos viejos caminos en los que se basa la historia de la Puerta Sur.

Os la abro hoy de par en par para que respiréis el asombro en este paisaje de montaña que nos cautiva.

XERARDO RODRÍGUEZ, director de GALICIA ÚNICA