La playa que más frecuenté fue sin duda la de Portocelo, en Marín, que es en la que mi mujer y sus amigas se bañaron siempre, desde pequeñas. Me gustaba porque, a principios de los sesenta, ya tenía chiringuito con cosas ricas, casetas para ponerte el bañador y el lugar al que todos y todas vamos a miccionar y a algo más, aunque curiosamente aún hoy le decimos “servicios”.

Naturalmente, hacer pis en el mar era de muy mal gusto y de gente muy mal educada.

—– Bueno, todos fuimos alguna vez unos maleducados de tomo y lomo.

¿Qué por qué te cuento esta película? Porque ahora, según dicen químicos norteamericanos orinar en el mar es un acto “totalmente aceptable y correcto”; no hay nada malo en esta acción.

Cuenta el químico Stuart Jones:

—– La orina es un producto inofensivo y se diluye rápidamente en cuestión de minutos. En el océano hay cosas más peligrosas de las que preocuparse. 

Asegura el profesor Jones que el 95 % de la orina humana es agua, mientras que el 5 % restante es sodio y cloruro, sustancias que no significan ninguna amenaza para el mar y sus habitantes. Y añade:

—– Aunque todo el mundo orinase en el Atlántico, unos siete billones de personas, solo equivaldrían a 60 litros por cada billón. Una cifra muy desdeñable si lo comparamos con la cantidad de agua que encierra este océano: 350 quintillones de litros.

Stuart Jones, para que nadie se sienta culpable aporta un dato:

—– ¿Dónde micciona la fauna marina? En el mar… Una ballena orina al día 250 litros…

Así que, no te preocupes, utiliza tu habitual discreción y convéncete de que tan necesario acto no llega ni a pecadito venial… salvo que haya otros bañistas muy cerca y les alcances.