Todavía existe un déficit de lectura en la mayoría de nuestra sociedad, para leer más a cualquier edad y hacer de la lectura un hábito de interés personal para vivir en libertad. Libertad necesaria para no estar a merced de todo lo que se lee o lo que nos cuentan.La lectura es capaz de lo mejor y también de lo peor, por eso –todavía hoy– es necesario saber leer lo que se lee, para construir un mundo mejor y más libre. La lectura debe fomentar la reflexión, estimular la imaginación para conocer cómo es el mundo y reescribirlo en libertad.Leer en tiempos de descanso es muy beneficioso, más de lo que imaginamos. Por eso no debemos abandonar los beneficios de la lectura durante las vacaciones o momentos de reposo, ante la pérdida de las habilidades lectoras. Lo saben muy bien los estudiantes que son el sector más vulnerable, debido al retroceso en la capacidad lectora y manejo del lenguaje. Por el contrario, los niños y niñas que continúan su ritmo lector, ganan en destreza comunicadora y tiempo de aprendizaje.Al igual que esa caminata diaria y controlada de media hora, coloca nuestros ritmos en su sitio, el ejercicio sano de leer otra media hora es receta mínima para el mantenimiento del cerebro. Aunque mejor es darse a la lectura durante más tiempo, porque es más oxígeno que ayuda a formar y transformar la mente. Además. la lectura es un elemento transformador de la sociedad en general y de las futuras generaciones en particular.El destino de mucha gente depende de tener o no haber tenido una biblioteca en el hogar paterno-materno. Todavía es frecuente comprobar que hay mucha gente que nació en una casa en donde el único libro que había era una guía telefónica. No leer en la infancia repercute en la secundaria e incluso en la universidad.Alguna gente no gasta dinero en libros porque su sueldo no se lo permite, pero la mayoría sí puede adquirir un libro cada cierto tiempo y leer la prensa escrita. Es lamentable que para amplios sectores sociales la valoración de la lectura esté condicionada por su valor contable.Carlos Núñez ONDA CERO RadioIMAGEN :“Muchacha en la ventana”, óleo de Salvador Dalí (1925). Museo Reina SofíaNuestra propuesta de la lectura utiliza hoy la ventana de la muchacha de Dalí como metáfora de libertad, otorgando versatilidad al espacio y favoreciendo así una asociación intuitiva que une el mundo ideológico y el físico.
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OPINIÓN