Doña Paz, en el centro; delante, a la derecha, de perfil, doña Margarita No digas ucraniano, lo que está de moda ahora es decir ucranio. Ci...
Doña Paz, en el centro; delante, a la derecha, de perfil, doña Margarita |
No digas ucraniano, lo que está de moda ahora es decir ucranio. Cinco militares ucranios... así ordenó hace un año "El País" que se diga. Como puedes comprender... a estas alturas de la Vida, yo seguiré diciendo lo que me salga de los tomates : o sea, ucraniano. Lo de "ucranios" lo dejo para la tropa de "El País" que son gente muy lista. Yo prefiero hacer caso a Arturo Pérez-Reverte que ya tomó partido en el debate: "Llamar 'ucranio' a un ucraniano es como llamar 'bolivio' a un boliviano o 'cubo' a un cubano..."
Se cumple ahora un año de cuando echaron con cajas destempladas a la señora esa con cara de abuela, máscara y gesto de preocupación, que mandaba en el CNI. Tiene 64 años, no la han dejado -a la pobre- jubilarse al mando de los espias. En su lugar pusieron a otra señora, aún más mayor. No se sabe si más del agrado de los catalanes, pero es probable que, en una de estas, los Sánchez boys hayan preguntado a los Junqueras indepes : ¿te gusta esta para relevar a la otra?. El bajito señor que preside la Generalitat había pedido a gritos que rodasen cabezas. Margarita ya le ha cortado la suya hace un año a la señora esa, doña Paz, la de los 64 años. ¡Hala, ya está!.
Hay quien dice que el cese de doña Paz se produjo después de que esta se negase a dimitir. O sea, le sugirieron que dimitiese. No quiso, entonces le dieron un empujón, pero en realidad es que se cayó por las escaleras... (digámoslo en modo de cierto eufemismo).
Porque has de saber, tu, que andas a pie por la calle, que ni el Gobierno, ni Sánchez, ni doña Margarita ordenaron en su día a doña Paz que espiase a los indepes... Eso fue cosecha de esta señora, que se echó al monte por si misma y... claro, descubierto el petate, la tuvieron que cesar... ¡Solo a ella se le ocurre instalar "Pegasus" en las vidas de los espiados y andar pidiendo permiso a sus señorías para espiar a esos revoltosos catalanes!.
¡Qué país, Miquelarena!