Imposible ya. El desmadre es total. Más caro aún en Portugal que en España, pero despropósito en ambas zonas de la Península Ibérica. Así no hay quien viva, claman buena parte de los ciudadanos y ya no digamos los transportistas. Las medidas implementadas por los Gobiernos para paliar esta escandalosa y constante subida de los combustibles se las van tragando descaradamente, absorbiendo, los que comercian con los energéticos...

El precio de la gasolina y el diésel lleva experimentado una subida progresiva desde antes de la invasión de Rusia a Ucrania, y ni siquiera después de que la materia prima bajara en el mercado de futuros hemos visto una bajada significativa del precio de los carburantes, recordaba ya hace semanas -y ahora es peor- la analista Victoria Fuentes.
Uno de los factores que explican las asimetrías de precios minoristas ante cambios en los costes de cotización del barril de crudo, o por qué el consumidor no nota las bajadas de la materia prima, es el denominado efecto cohete y el efecto pluma.
En el primer caso, cuando sube el coste de la materia prima en momentos de incertidumbre, se transmite rápidamente al precio minorista aunque no hayan comprado el petróleo a precios altos aún. Por ello hablamos de un mercado de futuros.
En el segundo caso, si llegan a bajar los precios que pagan los consumidores, lo hacen muy lentamente.
Según apunta Juan Luis Jiménez, Doctor en Economía y profesor de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria, el problema radica en la falta de competencia en las estaciones de servicio combinada con:
Alta inelasticidad del precio de la demanda (reducimos poco nuestro consumo ante aumentos de precio).
Reducida sustituibilidad con otros productos (vehículos de hidrógeno o eléctricos aún se encuentran en fases incipientes de su expansión).
Reducida innovación de producto.
Alta estabilidad en las cuotas de mercado de las empresas.
Elevadas barreras a la entrada (especialmente legales).
La solución, según este experto, es introducir competencia en el mercado (entrada de nuevos operadores, sobre todo low cost).
También activar el papel de la Administración Pública para regular y sancionar aquellas acciones contrarias a la competencia desarrolladas por las empresas participantes.
Y otro de los quid de la cuestión :
"Se están buscando mercados alternativos, pero el problema es que la producción no se está aumentando y otros mercados ya lo tienen asignado. Además no se está haciendo una mayor inversión en la producción y en la explotación debido a que la amenaza de que se van a prohibir los vehículos de combustión"