Lo del fútbol profesional es algo ya descarado e intragable a veces. Porque el tinglado que hay montado entre los clubes y los llamados "empresarios de jugadores" o "intermediarios" es de traca...

Veamos este simple y reciente ejemplo : el Benfica traspasaba al Liverpool este lunes, a su jugador Darwin Núñez. Una transferencia que, en millones, se traduce así :

100 millones en el total de la operación : 75 millones son fijos y los otros 25, a cobrar después, dependerán de que el jugador alcance ciertas metas, la mayor parte de ellas muy sencillas de alcanzar, basta jugar en 5 años solamente 60 partidos con la camiseta del Liverpool.

Como el jugador no era 100% propiedad del Benfica, su anterior club, el Almería -al que el Benfica en su día dio 24 millones por transferirle al jugador- mamará de esta teta nada menos que 10 millones de euros, valor máximo pactado en su día para caso de un traspaso de Darwin desde el Benfica.

Además de mamar el Almería de esta teta de los 75 millones fijos, mama también la empresa del intermediario Jorge Mendes : nada menos que 7,5 millones : 10% de los 75 millones fijos del negocio... por negociar entre las partes, dícese, porque como imaginan, los del Benfica y los del Liverpool son unas acémilas de cuidado, incapaces de hablarse y de negociar ellos por si mismos, teniendo que dejarlo todo en manos de un intermediario para que este, por un trabajo de escasos días, se lleve nada menos que ¡siete millones y medio!.

Resultado : el Benfica, en vez de ingresar este martes en su cofres 75 millones, solamente va a ingresar 57,5 millones, porque... claro, el Almería mama y el Jorge Mendes también.