En recuerdo de mi abuelo, Angel Villar

Podré escribir muchas cosas, podré rendir muchos homenajes hacia esta persona pero... siempre habrá un algo en común en todos ellos, el sentimiento hacia mi abuelo estará siempre presente en cada uno de ellos. En el reciente fin de semana, si viviese, mi abuelo hubiera cumplido 94 años y, abusando de vuestra amabilidad, quiero haceros participes de este momento tan sentido y especial -tanto para mí como para la gente que me rodea-.

Ángel Villar Blanco nació en el año 1928, exactamente el mismo año en que se fundada "su" querido Alondras C. F.. Y qué coincidencia que, en su bonita lápida, la frase que figura es “O afán de superación”, una de las frases del himno alondrista y que podría describir perfectamente lo que fue en vida mi querido Ángel. 
El trabajó a destajo día a día por el Alondras y por tantas muchas otras cosas que hizo en favor de la comunidad canguesa. Desde la humildad y ausencia de protagonismo de una persona siempre dispuesta a ayudar... él fue uno de los importantes, que hizo realidad el nuevo Campo do Morrazo junto al ya fallecido e inolvidable Antonio Velloso. Ellos hicieron realidad un gran sueño, del que hoy mucha gente somos participes en forma de usuarios de aquel recinto deportivo. Ellos sustentaron al club más importante de O Morrazo, en las buenas pero también en las malas -que las hubo y no pocas-; ellos hicieron luego posible el pabellón de Romarigo... ellos, con su arrojo y valentía de entonces, posiblemente evitaron la desaparición del Alondras CF, justamente cuando "Massó Hermanos" puso al club de patitas en la calle, con la disculpa de que necesitaba el viejo "Campo Massó" para ampliar sus industrias... 

Hoy tampoco puedo ocultar el orgullo de un nieto por haber vivido una de las épocas más bonitas del Club Ciclista Cangas junto a mi abuelo. Me acuerdo tantos viernes con las reuniones de las 9 de la noche, con Suso, Juan Luis, Pepe, Aquilino, Maxi y el gran vicepresidente Adolfo Soliño. ¡Quien nos iba a decir que en un año el club ciclista perdería a sus dos grandes referentes : Ángel era el sustento, pero Adolfo era el corazón inolvidable de cada pedaleo. 
El Club Ciclista Cangas fue desde su fundación una invitación permanente a una manera saludable de practicar deporte, algo que Ángel siempre quiso inculcar desde sus valores a tantos y tantos cangueses y ... efectivamente, lo consiguió, sin duda alguna.

Era el Ángel hacia fuera, el que los demás veían... Hacia dentro era un hombre que creía firmemente en la familia, siempre cuidando de los suyos porque para el siempre eso fue lo más importante. Me pregunto muchas veces, qué hubiese sido de mi sin el... Conviví con el 21 años, cada día fue distinto, apasionante diría, porque mucho aprendí de su lucha, de su afán, "afán de superación". Ojalá alguien pudiera describir mejor que yo, lo que el transmitía en el seno familiar; un abuelo y al tiempo como una especie de padre -también- para mi sin duda.

Cuando llegaron los malos tiempos finales, cuando le traté como cuidador, lo que más me gustaba de él es que siempre se quería levantar; siempre quería intentarlo... hasta el final, nos dio ejemplo y nos mostró que él siempre se levantaba ante cada adversidad.

Apresuradas líneas estas, para darte -allá donde estés- las gracias por tanto abuelo; que sepas que yo sigo celebrando desde aquí tu cumpleaños, muy orgulloso de ti, de tus virtudes, de tu constancia y sobre todo de tu corazón. De ti aprendí a querer ser grande, como tú fuiste cada día de tu vida. Inolvidable compañero de batallas, con orgullo llevo tu apellido escrito, en la eternidad; tu vida me dio alas para volar pero tu corazón me dio la fuerza para seguir adelante. 
¡Te quiero, abuelo!.

ALFREDO COSTAS VILLAR

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