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PASADO Y PRESENTE

Por Xerardo Rodríguez, director de "Galicia Única"

En aquellos últimos días de septiembre de 1976, muerto en su cama el dictador, se sucedían en las ciudades gallegas manifestaciones para pedir la ansiada democracia. Aquellas “manifas” eran tan pacíficas que curiosamente las “escoltaban” -como si fueran del servicio de orden- los mismos grises -maderos de la época- que nos habían mandado mas de una vez al hospital después de molernos a palos. En una de ellas, en Vigo, íbamos mi inseparable amigo Suso Sanxuás y yo. Aquel día, el desfile iba desde Teis a la Puerta del Sol y al llegar a la iglesia de Santiago, Suso miró para el mismo poli vestido de gris que le había dado unos palos no sé cuándo y me dijo :

---- Xerardo, eu non fago mais o parvo nesta procesión. Porque é o que parece, unha procesión daquelas de Semana Santa. Falta Franco baixo palio…

Fue aquella la primera manifestación a la que fuimos después de la lucha antifascista que algunos iniciamos a finales de los sesenta, en una Galicia que, como escribió el poeta Salvador García Bodaño, era…

“…Galicia do sí, do non e do quen sabe,
Duda inmensa.
A falar sempre o que lle mandan,
Sin decir o que pensa”.

Se me ocurrió contarte esta historia tras ver en la tele la cara de compungidos que ponían los dos secretarios generales de los dos sindicatos principales del país, Vázquez y Sordo. Nos estaban contando que los nuevos convenios no se firmarían porque la patronal, el Garamendi y el Torres, no estaban de acuerdo en aceptar la subida del IPC en los salarios.
Yo no me creo, para nada, que esta decisión sea culpa de los dirigentes de las organizaciones empresariales. Detrás de ellos están los poderes fácticos, que son los que suben los precios y los que meten en líos a la gente común, la asalariada. En España hay mucho Meloni con poder económico y capacidad para hundir el país.
Eso, mientras los sindicatos no inicien una verdadera lucha sindical y mientras el Gobierno de progreso no ponga freno con el BOE en la mano a quienes se han convertido en verdaderos “asesinos” de masas. ¿Qué quiero decir? Que unos tienen en sus manos la huelga para pararles los pies y los que dictan las leyes tienen la obligación de fijar precios justos en los artículos y servicios de primera necesidad. Si no lo hacen, es porque la cobardía se les ha metido en el cuerpo.