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EUGÉNIO EIROA

No tenemos nada. Y tampoco a nadie que realmente nos defienda. La realidad es esa. El resto, en el mejor de los casos es palabrería hueca. Esto último es todo lo más que tenemos. Y el tiempo va pasando. Y cada vez se hace más tarde. La Opinión Pública no existe. Está secuestrada por la palabrería hueca de los políticos adornada luego por los escribas serviles y los medios que adulteran o edulcoran la situación. Y así va pasando el tiempo. Mientras, en otras partes, en el Mediterráneo y otros lugares, no existen las tomaduras de pelo de este calibre que aquí tenemos que soportar.

El tren, ¡ay, el tren!. Desesperante situación la que el Sur de Galicia, especialmente el Gran Vigo, vive al respecto. No hace falta explicar por qué, se entiende que ya casi todo el mundo lo sabe. Aunque ni por un asomo casi todo el mundo protesta o se queja. Van demasiados a gusto encima de la burra.

El tren maldito no es solo el indigno "camello" actual al que hay que subirse para ir de Vigo a Porto. Son los "camellitos" -dos al día- que unían Vigo y Valença do Minho y que los quitaron de en medio con la disculpa de la pandemia y no han vuelto. Como tampoco volvieron aquellos trenes que unían Vigo y Galicia con el País Vasco; o el nocturno con Barcelona... ¿Y qué decir de los trenes que antes servían a los pueblos entre Vigo y Ourense por la línea del Miño y ahora... ya no existen?. Nos han ido despojando de lo que teníamos, que era mejor que lo que tenemos, aunque no fuese gran cosa. 

En otros lugares, donde protestan, o donde meten miedo con sus reivindicaciones airadas, les han ido devolviendo lo que les quitaron. Y cuando anuncian que van a proyectar obras, son algo más que palabrería hueca... Aquí nos domestican, poco a poco, a lo tonto... vas a Madrid por Santiago y te olvidas de la línea del Miño, te están diciendo... Y no es eso, no es eso estúpidos; es que quiero ir a Ribadavia desde Vigo a una hora decente y ya no puedo. Porque la Línea del Miño está agonizando, la están dejando morir; porque el tren convencional no les interesa, andan al AVE y al resto del país que no es AVE... que le den morcilla.

Por eso, también, entre El Ferrol y A Coruña el tren es un desastre. Y en algunas zonas más de Galicia, también. Ya veremos qué pasa después de que hagan las obras entre Ourense-Monforte-Lugo... Ya veremos cómo acaba eso, con cuantos trenes convencionales y parando dónde. ¡Y qué vamos a decir de Ourense-Monforte-A Rua/O Barco-Ponferrada-León...!. Ahora se disculparan con las obras entre Ourense y Monforte... pero... ¿y cuando esa vía esté expedita, con cuantos trenes van a operar por allí cada día?. Es un poco lo de la Línea del Miño entre Ourense y Vigo... ¿a qué han condenado eso, sino a la miseria ferroviaria?.

Quieren que los ciudadanos con conciencia crítica callen, que claudiquen, que entren en el hastío y el aburrimiento que produce el paso del Tiempo y la permanencia en el vivir sin soluciones. Que todo se pudra, para imponer la limosna ferroviaria. El confórmate con lo que te doy y grita de paso ¡viva el Ave!, que es lo políticamente correcto. 

La Cumbre Ibérica última tenía que habernos traído noticias de verdaderos compromisos ferroviarios en la relación Galicia-Portugal; y cuando menos, ya, la noticia de una sustitución urgente del "camello" maloliente que nos lleva de Vigo a Porto cada día... La "Cumbre" no nos ha traído nada. Nos trajo en aquel entonces un artículo de la ministra española del ramo, en "la Voz de Galicia" titulado "La urgencia de avanzar en nuestras conexiones transfronterizas". Tiene pelotas el titular. Pero más tiene tener que leer semejante texto en lo que al artículo al completo se refiere, pleno de autobombo, palabrería hueca, provocación incluso...

No tenemos nada. Y tampoco a nadie que realmente nos defienda. La realidad es esa. El resto, en el mejor de los casos es palabrería hueca. Esto último es todo lo más que tenemos. Y el tiempo va pasando. Y cada vez se hace más tarde. La Opinión Pública no existe. Está secuestrada por la palabrería hueca de los políticos adornada luego por los escribas serviles y los medios que adulteran o edulcoran la situación. Y así va pasando el tiempo. Mientras, en otras partes, en el Mediterráneo y otros lugares, no existen las tomaduras de pelo de este calibre que aquí tenemos que soportar.