Dedicado a un amigo de verdad que con su amistad me honra y que está pasando las de Caín, en este inicio de año para el tan tremendo. Con un fuerte abrazo y el deseo de que muy pronto pueda dejar atrás la concatenación de pesadillas que sufre.

RBTRIBUNA.
by EUGÉNIO EIROA

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Los amigos que a estas alturas de la Vida a uno le quedan son los amigos de verdad. O sea, pocos, muy pocos. Y casi todos, por no decir todos, están entrados en años. Son pocos. Porque la propia Vida, la evolución en el Tiempo, se ha encargado de seleccionarlos, de dejar aquella "legión" de amigos (verdaderos y falsos) en un grupo de gentes que, estos sí, honran verdaderamente el concepto de amistad.

Quedan atrás los tiempos en que aduladores y cínicos se hacían pasar por amigos. Buena parte de ellos, cuando vieron que uno se dedicaba a tareas más bien secundarias al lado de las que hasta aquel momento protagonizaba, fueron marchando, fueron yendo rapidamente a poner sus huevos en otro nido... Luego, cuando llegó mi jubilación, ¡carajo!, salió rapidamente volando el resto de estos pelotilleros y amigos de conveniencia. Y si te he visto, no me acuerdo. Ya sabes...

Ahora, felizmente, solamente tengo alrededor amigos de Verdad, de los que valen la pena. Pocos, porque son los de Verdad. Pero es mejor que sean pocos pero buenos, que no aquella chusma y aquella tropa que aparentaba lo que no era.

El problema de ahora -siempre en esta Vida hay problemas- es que estos amigos de Verdad van avanzando en años. Y alguno, algunos, se me van quedando muertos, por el camino; lo cual me abate, me entristece profundamente, aunque me consuele pidiendo por ellos a Dios, Nuestro Señor.

Ya sé que nada es Eterno. Ya sé que yo también estoy más cerca que lejos de la hora final. Pero me da rabia que, ahora, que ya por fin me he quedado solamente con los amigos que valen la pena, el número ya de por sí escaso de estos... baje poco a poco, por razones de la propia existencia.

Tengo un amigo (de los de Verdad) que fue un personaje muy importante en sus tiempos áureos en el Sur de Galicia. Este amigo ha comenzado el año con la desgracia encima. Con la Salud resquebrajada -¡y de qué manera-. Primero, un error médico le dejó con zona de su cuerpo en estado calamitoso, del que muy lenta y malamente se va a ir recuperando si Dios quiere. Como consecuencia del tremendo disgusto -no es para menos- derivado de tener que sufrir la chapuza -en vez de operación impecable- que le hicieron... semanas después, el corazón se le disparó... y ahí andan, tratando de controlarle lo que se le ha desbocado... Este amigo ha tenido muy mala suerte y los que somos sus amigos (de Verdad) y somos creyentes, pedimos a Dios por su pronta y total recuperación, esperanzados en que va a salir mejor que peor de este sobresalto con el que le ha obsequiado la Vida.

Este amigo, buen amigo al que hoy me refiero, sabe al menos, en su lecho del dolor, que la amistad, cuando es verdadera, lleva a la preocupación sincera, al sentimiento de Verdad, plasmado aunque solo sea, a través de unas líneas en un mensaje de e-mail o en una llamada telefónica. Con ello basta, si ese mensaje, esa llamada, encierran sentimiento y afecto por parte de quien profesa verdadera amistad, la que no sucumbió en las vueltas que da la Vida, la que permanece, inalterable, al lado, ahora que en el camino final, el amigo es simplemente lo que es, un amigo... un amigo de Verdad.

Y como decía siempre el Doctor Posada-Curros, que en gloria esté, "lo verdaderamente importante es tener un amigo de Verdad y no uno de esos cínicos-aduladores que se acercan a ti por el poder o la influencia que en momentos de la Vida puedas tener... La Vida, al final, nos mostrará quienes eran amigos de Verdad y quienes eran indeseables cuentistas...".

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