"COVID-19, niños e iceberg". Muy interesante artículo del Dr. Carlos Príncipe
Dr. Carlos Príncipe, in "Galicia Única"

Algunos periódicos tienen la buena costumbre de refrescarnos la memoria, a través de esas sus secciones dedicadas a la hemeroteca, o a las efemérides. "La Voz de Galicia", con un oportuno recorte evocando tiempo de antaño -que abajo podéis ver en la foto que le hemos hecho a la publicación-, nos recordaría, seguramente a primeros de mayo de este año 2023 también, que se cumplieron ya 28 años, en Vigo, del conflicto de "la empacadora".

Era entonces alcalde, el médico Carlos González Príncipe. Y fue en aquel tiempo, cuando ineludiblemente, hubo que tomar una decisión : establecer un local donde preparar, empacar, la basura que la ciudad más grande de Galicia producía, adecuándola para ser transportada inmediatamente en tren, en expediciones varias y diarias directamente de Vigo a las instalaciones de Sogama, en Cerceda (A Coruña) donde ya las basuras eran finalmente tratadas y/o incineradas. 

Vigo abandonaba así para siempre, los muy problemàticos vertederos (aquel del Zondal, por ejemplo) y se instalaba en caminos de futuro en esto del medio ambiente. Pero... que si quieres arroz, Catalina. De la noche a la mañana, coincidiendo con la edificación del gran almacén y lugar de adecuación de la basura para empacarla, surgió un "movimiento", de esos que de vez en cuando surgen en Vigo, unas veces con reivindicaciones y justificaciones plenas, otras veces sin justificación alguna, movidos por oscuros intereses y vete a saber tu con qué fines reales...como fue el caso de los llamados "anti-empacadora", capitaneados por un auténtico agitador y otros colaboradores -alguno en conexión con ciertos políticos locales de entonces- que... aún a día de hoy no han pedido perdón por el engaño que llevaron a cabo, por la falacia que instalaron y defendieron...

Agitados convenientemente los vecinos de la zona habitada más próxima, no fue tan difícil inicialmente juntar a cien, doscientos o trescientos... para sacarlos en procesión con la pancarta más de una vez. "Huele, eso huele, eso contamina, eso deteriora nuestra calidad de vida...", "empacadora, non!", eran algunas de las palabras y frases de orden. 

Luego, cuando el 3 de mayo de 1995 comenzó a funcionar a tope "la empacadora", en la zona industrial-ferroviaria inmediata al puerto en Guixar... las protestas fueron a mayores... Los recorridos con la pancarta por la zona céntrica de la ciudad, por las calles que iban a dar a Guixar, cosechaban a otros vecinos para la causa : "¡únete, por aquí pasaran todo el día los camiones camino de la empacadora dejando un reguero de olor pestilente!", proclamaban los agitadores buscando aumentar el colectivo de manifestantes...

Hubo tensiones, no pocas intervenciones policiales, mucho alboroto. El alcalde Príncipe, en aquel tiempo amenazado, tenía que ir a ciertas horas con escolta... "La empacadora", tras la catequesis de los agitadores sostenida durante no poco tiempo, era un "monstruo pestilente"... esa era la especie que vendieron. 

Cuando fue pasando el tiempo desde aquella historia de agitación muy bien organizada, la ciudadanía sensata de Vigo se fue dando cuenta de que los camiones, al pasar camino de la empacadora, no iban de día, ni a todas horas, sino de noche... Y a su paso, no olían ni más ni menos, ni mejor ni peor que huele cualquier camión de recogida de basuras, que huele más cuando quieto maniobra a la puerta de tu casa recogiendo del contenedor... que cuando va circulando en movimiento. En todo caso, los camiones, quedó demostrado, no eran problema alguno... Ni lo fueron, ni lo son. Y en cuanto a la empacadora en si, quedó muy claro que no despedía aquella instalación olores, que era algo muy discreto, que si no fuera porque la habían señalado a dedo los agitadores, mira, es aquella nave grande que allí está... casi nadie se enteraría de que allí estaba.

Fue una polémica tremendamente injusta e injustificada, que -como suele suceder en estos casos- se lleva casi siempre por delante alguna víctima propiciatoria, algún chivo expiatorio. Durante meses, en el último año de mandato, el alcalde Carlos Príncipe fue asediado, injustamente, por los "anti-empacadora". Y la mayor virulencia del conflicto estalló llegado mayo de 1995, cuando definitivamente la empacadora echó a funcionar ya de modo intensivo, tras los ensayos en semanas previas... Pero los de la pancarta llevaban tiempo agitando y ahí continuaron en los días que vinieron tras aquel tres de mayo, días que desembocaron en las elecciones municipales de aquel 28 de mayo 1995... 

Una vez que las urnas arrojaron el resultado de un nuevo alcalde para Vigo, con otro partido político al frente, resultó muy curioso que... el problema de "la empacadora" dejó de existir; las pancartas desaparecieron, las procesiones vociferantes a la caída de la tarde también... y lo que -según aquellos agitadores- olía, apestaba, debió de dejar de oler, debió de dejar de apestar porque -¡qué maravilla!- los agitadores enmudecieron y la protesta pasó a la historia.

Carlos González Príncipe fue un buen alcalde de Vigo. Un muy buen alcalde. Las cosas como son. Y fue víctima, injusta víctima, de aquel movimiento de los "anti-empacadora", que le presentaron ante la Sociedad viguesa como una especie de tirano que atentaba contra el bienestar vecinal, colocando la "apestante" empacadora en Guixar (el único lugar donde había espacio adecuado para ella, teniendo en cuenta que debería tener a la puerta unos raíles de ferrocarril, desde los cuales poder partir cada día los trenes transportando la basura convenientemente empacada en unos contenedores ad-hoc que luego son cargados sobre las plataformas rodantes que la locomotora del tren arrastra Galicia arriba hasta Cerdeda-Sogama).

Carlos González Príncipe fue un alcalde valiente, decidido y comprometido. Otro, con unas elecciones municipales encima habría maniobrado sabe Dios de qué modo, habría chalaneado con el asunto, engañando a quien fuese y dejaría para después de las elecciones el tomar una decisión. El no hizo eso; aún sabiendo la que le iba a montar aquella quinta columna de entonces... bien jaleada por algunos interesados. Principe sabía que la ciudad no podía esperar más en el gravísimo problema de la basura que encima tenía desde hacía años y que nadie remediaba realmente. Consciente de cual era su deber, tomó la decisión de ir adelante con la empacadora en Guixar, porque era el sitio adecuado, porque no contaminaba para nada el ambiente, porque no perjudicaba al vecindario del lugar, más allá de ver allí, en la zona, un cajón grande más, de los muchos que aquella zona portuaria-ferroviaria tiene, incluidos gigantestos tanques petrolíferos, que esos sí que pueden ser un riesgo... si vamos a ponernos en plan tiquis-miquis...

No sabemos, nunca sabremos con exactitud, cual fue el real quebranto electoral para Carlos Príncipe derivado de la protesta de meses que le montaron y que eclosionó al máximo justamente llegado mayo, el mes de las elecciones. Probablemente, en buena medida, perdió la alcaldía ante la desafección a el, alentada por aquellos agitadores, muy especialmente en aquellas zonas de García Barbón, Guixar, Teis... Ahora, cuando se cumplieron 28 años de aquello, resulta de justicia reconocer -una vez más- lo injusto que fue aquel movimiento anti-empacadora para con aquel muy buen alcalde que Vigo tuvo en aquel tiempo. 

Carlos Príncipe fue un alcalde en nada sectario, en todo momento dialogante y cercano, respetuoso con todo y con todos; con errores, que los tuvo, pero con muchísimos más aciertos, en un tiempo que no era nada fácil, pero en el que mostró capacidad para tender puentes con los adversarios, paciencia en muchos casos, inteligencia y visión de futuro, proponiendo en todo momento para la Ciudad soluciones de futuro que tanto el Gobierno de Madrid como el de la Xunta, no supieron ver a tiempo, o en la medida que era necesario. Por eso, también, nos queda la curiosidad de saber qué habrían deparado a Vigo cuatro años más con aquel alcalde de ideas progresistas pero en nada radical, socialista moderno e integrador, personaje muy culto -como muy pocos políticos han mostrado ser-, capaz de aprender de otros, de valorar lo que de razonable e interesante hubiere en terceros... Es probable que si hubiese tenido 4 años más gobernando Vigo, anteproyectos como aquel tranvía-metro de superficie que había ideado con dos líneas : una desde la estación de Urzáiz hasta As Travesas y Samil y O Bao; la otra desde Teis, por Guixar, Orillamar, Bouzas y hasta confluir en la zona de playas... es probable que esto hubiera pasado, de un brillante anteproyecto en un cajón -a la espera de que Madrid y la Xunta financiasen- a una obra en marcha. Y como ese ambicioso proyecto, algunos más y también de futuro que en su primer y único mandato fue bosquejando.

A Carlos Príncipe, entre no pocas cosas, se le debe haber fundado junto al alcalde de Porto, Fernando Gomes, el Eixo Atlántico del Noroeste Peninsular; sistema de ciudades importantes de la zona integrada por Galicia y el Norte de Portugal; una entidad que comenzó muy bien en aquellos tiempos (tal vez en razón de que la integraban solamente las verdaderas ciudades, grandes, de peso... A Coruña, Santiago, Lugo, Pontevedra, Ourense, Vigo, Braga, Viana do Castelo, Porto, Matosinhos, Guimaraes...) pero que con el paso de los años se ha convertido en una especie de café para todos en donde cualquier pequeña población ya toma asiento en este colectivo, cuya fuerza así se diluye, desvirtuando la brillante idea original que Príncipe y Gomes tuvieron. 4 años más de Carlos Príncipe al frente de Vigo habrían, posiblemente, evitado también la deriva que -años después- tomó el Eixo Atlántico...

28 años después... la empacadora no huele, no apesta... porque nunca olió, nunca apestó. Los vecinos de la zona ya no volvieron a protestar. Los que los agitaban al efecto, quedaron callados como p... pero nunca pidieron perdón. 

Carlos González Príncipe, 28 años después, tras pasar aún consulta diaria estos últimos años en el Centro de Salud de Teis, donde ejercía por las mañanas como buen doctor, como el excelente pediatra que es, ha tenido que jubilarse porque su Salud le ha mandado un aviso. Anda estos días convaleciente de una puesta a punto y esperamos y deseamos que recupere pronto, ya todo en condiciones, respecto a lo que se le complicó en los últimos meses. Y que aún pueda ser a ratos el médico certero que siempre fue para los niños, aunque haya de ser en su consultorio privado. Su muy reconocido "olfato" para las enfermedades de los niños le ha hecho célebre, al márgen de su etapa anterior como político. Habrá quien diga que con su ausencia de la vida pública se perdió un gran político, pero se ganó un gran doctor.

Y seguirá siendo un placer poder escucharle, con sus sabias opiniones, así que esté plenamente restablecido, en esas tertulia político-sociales, en la Radio; amén de poder verle en televisión en intervenciones puntuales, así como en ocasionales artículos en la Prensa escrita.

Que Dios le guarde muchos años. Fue un muy buen alcalde para Vigo. 28 años después, el conflicto de la empacadora, que en su momento tantos disgustos le dio, acabó por ponerle en su sitio. El sitio de los verdaderamente importantes.

EUGÉNIO EIROA

La Voz de Galicia, en su hemeroteca, hace dos años...