Xerardo Rodríguez, in galiciaunica

Esta tarde he podido, por fin, sacudirme la tristeza que aún me causa la enfermedad. Abrí la ventana de mayo con la intención de volver a pisar los caminos que nos unieron durante casi tres lustros en la Galicia Única. Desde aquel 4 de agosto del año pasado, mis manos temblaban… ¡Se sentían incapaces de contarte historias! Hoy, por fin, me he atrevido a cantarle de nuevo a las flores de este mi inmenso jardín. Gracias por tu compañía.

Te haré esta vez una propuesta muy natural…Ya sabes que tres quintas partes de Galicia son espacios casi vírgenes, bañados por mil ríos que se entregan a dos mares.

Te guiaré a través de la luminosa primavera, que enciende la fantasía transparente del agua, para que renazca, otra vez, la vida de la vida.

EN COLORES

Porque el País viste viste estos días moda gallega. Se pone floridos ropajes que resaltan aún más los colores, para adornar mejor el paisaje. Procuraré para tí, entonces, las mejores postales: las que llegan al horizonte de la memoria de los sueños aquí nacidos. Así es posible el reencuentro con la Tierra; y su perspectiva en color trazará nuestro recorrido perfecto.

El alto cuerpo montañés se viste apresuradamente de flor silvestre. El valle se pone brillos de plata mientras el río se acuesta cansado sobre su alfombra verde…y la escultura marina resalta su figura entre el azul de la tranquilidad, ese que llega con suavidad a la playa.

La montaña es la flora salvaje; el río brilla sobre el lecho del valle reverdecido; y el mar rescata en este tiempo su calma.

Aquí están las raíces y la vida. En los lugares amados donde se acaba el cansancio del eterno ir y venir por el mundo.



Desde la cumbre se alcanza el fin y el principio de lo infinito, que se extiende hacia el cielo y hacia el valle… La primavera se ha vuelto cálida. La vista alcanza por ello los cien verdes del valle y de la fraga.

Brota de nuevo la vida en cuanto nos rodea, para que podamos reconocer la belleza inconfundible del bosque, donde los árboles marcan el territorio de lo autóctono.



HAY UN BOSQUE ENCANTADO

Han vuelto a sonar canciones de pájaros entre el rumor del agua del río y la más bella geografía vegetal, que conserva su extraordinario valor.

Tres ríos nacen en la Serra do Xistral: el Eume, el Landro y el Masma. Una vieja leyenda popular dice que el Creador les prometió “una humana presa” al que primero llegase al mar. El Eume resultó ser el más bravo de los tres porque, pese a ser traicionado por los otros dos ríos que lo abandonaron durmiendo, venció en aquella carrera atravesando los montes y los valles más difíciles.

Será leyenda, pero antes de la construcción del embalse de Lamela, todos los años se ahogaba en el Eume una persona.



El río Eume, durante sus ochenta y cuatro kilómetros de recorrido, es protagonista principal de las Fragas a las que cede apellido… As Fragas do Eume es un ecosistema único en Europa y digno de ser admirado, sobre todo en primavera, por los matices de su verde sobre otros cuatrocientos verdes.

Esta es una selva peculiar por la proximidad del mar y por la profundidad de las riberas del río. Tradicionalmente, los espacios de este tipo fueron muy explotados tanto por su gran riqueza forestal como por la fertilidad de los suelos.

Por eso en toda Europa sobrevivieron únicamente aquellos ecosistemas que se ubicaban en zonas aisladas como estas fragas, un espacio muy protegido, pero también visitable.



Cuando caminamos por los senderos de As Fragas lo hacemos sobre una alfombra de hojas caídas que esconden el flujo del agua transparente, de esa que procura una corriente favorable para hacer crecer el caudal del Eume.

Hay veces que nos asalta la gran duda: si es la fraga la que dio origen al río o si fue el río quien provocó el gran misterio del bosque encantado.

As Fragas do Eume son la gran selva atlántica de Galicia y en primavera brota en ella la fuerza natural que precisa para su perfecta armonía.



Nos reencontramos con el azul en los paraísos más próximos a los dos mares.

El Atlántico, que deposita su azul sobre los azules de la gran playa del surf; y el Cantábrico, al que le crecen agujas para interrumpir su playa bonita, también azul.

El océano manda repetidas olas para besar con ternura la arena blanca y el mar repite cantos de ola sobre la roca grande.

Océano y mar confluyen en medio del espléndido paisaje, bajo la misma bóveda del cielo azul gallego de esta bella primavera.

DOS MARES Y UNA MISMA PRIMAVERA

Dos mares para gozar de la misma primavera. Música de olas que nos envían el infinito océano azul y el mar del bonito, que es también azul… La vibrante geografía marinera que nos permite aún el asombro por la hermosura de las islas y los misterios.

Dos mares que sienten ya en primavera el placer de besar una y otra vez la playa abierta, para brindarnos la paz de sal elemental de este espacio de arena.

Mares de Galicia que nos muestran también en su trayecto la gigantesca estatua de agua salada que emerge de los acantilados, creando la insólita perspectiva que, como el faro, nos avisa de la muerte en el mar de la vida.



Estos paisajes de absolutos silencios son una cadena de luz con sombras. Pero cuando el sol va hacia el poniente y deja sobre el mar su último rayo, es cuando se escucha la música de la naturaleza perfecta…

Es ese el momento en que el Faro, majestuoso, ilumina los acantilados con intermitentes luces que marcan el peligro de los dos mares. Saltan las olas por encima de las rocas esculpidas y el paisaje llena todo el espacio que alcanzamos con los ojos.



El final es la piedra esculpida por el batir del agua cuando el Cantábrico brama arte, en el entorno de la playa del delirio, el fulgurante lugar donde nacen las palabras de sal de los poetas.
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XERARDO RODRÍGUEZ,  director de GALICIA ÚNICA.

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