Xerardo RODRÍGUEZ
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Lo siento, amigos míos, pero hoy mi espalda se ha vuelto tonta y me está obsequiando un punto de dolor, de esos que no sabes si es producto de una corriente de aire frío que se coló de mañana por la ventana del chiringo o la artrosis aflora ahora por detrás. Gloria dice que es de no moverme y va a ser que tiene razón, que mis piernas ya no hacen el camino como antes. El caso es que mal lo llevo este jueves último de julio en el que unos siguen aún de fiesta y otros siguen buscando los pactos que les lleven a la Moncloa.  

Este verano no hay serpientes informativas. Solo noticias de esas que te ponen los pelos de punta y no traen buenos augurios para los humanos seres que solo perseguimos la paz de los vivos.

La locura climática es lo que más preocupa en la City, a dónde este julio trae mañanas húmedas, a veces con gotas de lluvia, mediodías de calor asfixiante y atardeceres fríos. Nos estamos moviendo en temperaturas que van de los 11 grados por la madrugada a los 29 cuando nos sentamos a la mesa para comer y de paso ver el telexornal.

Balbino, que anda renqueante por una rodilla mala, no vio tal cosa en sus 86 años de existencia…

—- Eu non recordo nada parecido. Esta tolemia de tempo eche o nunca visto.

—- Tampouco nos podemos queixar nós, que hay horas de playa e horas de refresca.

—- Sí, pero anda tododios aparvado, que non sabes que facer nin que roupa poñer.