Cuando sopla el Siroco... ) Para morir aún es temprano...

Xerardo RODRÍGUEZ
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EL SIROCO

El Sáhara es el más bello mar de arena que he conocido. Recorrí todas sus ciudades y villas –las que fueron españolas- y también conozco bien sus singularidades, que son muchas y tuve la gran suerte de que me las enseñara Moha. Es mi mejor amigo saharaui.

Es tan generoso que me salvó la vida poniendo muy en riesgo la suya, aquella vez que nos perdimos, cosa fácil en un desierto en donde las señales cambian cuando hay siroco, es decir, cada dos días.

Nuestro jeep entró en Mauritania, entonces en guerra, por un paso con fuego cruzado entre dunas… Moha sacó de su morral la bandera del Sáhara Libre y comenzó a agitarla por la ventanilla del jeep. Ocurrió que los disparos cesaron y nosotros encontramos el rumbo que nos llevaría a la boca del Río de Oro y de allí a casa, a Villa Cisneros.

Sufrí muchas veces lo que llaman ahora “calima”, que en realidad es arena en suspensión producida por el fuerte viento del oeste al que los saharauis llaman “siroco”. Llega a Canarias y tiñe su cielo de naranja. Cuando esto sucede el polvo cubre todo el archipiélago, obligando a interrumpir todo tipo de actividades y a cerrar los aeropuertos.

DE MI BISABUELA

—- ¿No sabes de quien me acordé esta semana con tanta visita al médico?

—- ¿De quién?

—- De mí bisabuela Norberta, que se fue al Espacio cuando iba a cumplir los cien y siempre nos decía…

“…Pra  morrer sempre é cedo”

Que lo sepáis todos los que, cuando uno de mis colegas muere de neumonía, decís…

—- Bueno, é xente vella.

¡Para morir siempre es temprano!

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