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+ Texto : Xerardo RODRÍGUEZ -
+ Fotos : ·Galicia Única" - 
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Este día me recuerda aquella noche en Varadero. Habíamos ido de vacaciones unos cuantos amigos para sacudirnos de encima el estrés de nuestras ajetreadas vidas. Estábamos disfrutando de nuestra década prodigiosa, la que el inolvidable doctor Basanta fijaba entre los cuarenta y los cincuenta. Por ahí andábamos todos y todas. Y allá nos fuimos, a Cubita la Bella, a disfrutar del ritmo y del clima tropical. Cada oveja con su pareja y todos en amor y compañía.

El caso es que tomamos por costumbre, esos días, bañarnos de madrugada en el mar del Caribe, de aguas cálidas y transparentes, incluso luminosas, para nadar y echar de nuestros cuerpos el ron de los muchos mojitos que ingeríamos tras una cena impecable a la luz de la Luna grande y con fondo de bolero tradicional.

Una de esas noches, cuando nos disponíamos a entrar en el agua, cayó desde el bello cielo cubano el aguacero inesperado, gotas gordas a millones para que en vez de baño aquella noche tomáramos una simple ducha. Y así fue, nos duchamos porque el agua que caía era caliente y su humedad incluso despertaba a nuestros sudores.

Hoy dicen que va a llover, pero… aún no llegó la borrasca anunciada, que ya le cundieron esta noche los restos del huracán no sé cuántos. A esta hora temprana la estamos esperando para que deje caer sobre nosotros esa lluvia tropical que se presiente calentita porque la importamos del Golfo de México. Prometo ducharme en el balcón para recordar aquella inolvidable noche en la playa de Varadero. Sé qué está cerca porque estas nubes que todo lo tapan son viajeras. Detrás de ellas llegarán las otras, para que nos mojemos a gusto. Porque a pesar de la oscuridad ya estoy sudando con un ochenta por ciento de humedad… Lo mismo que en Cuba. Siempre me dije que no estábamos tan lejos.