Sobre la venerable ancianidad y sus consecuencias... algunas lamentables y condenables


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+ Texto : Xerardo RODRÍGUEZ -
+ Fotos : "Galicia Única" - 
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LA VENERABLE ANCIANIDAD

Me he mirado otra vez en el espejo de esta ancianidad ochentera. No, no son las canas ni las arrugas lo que me preocupa, sino esa desgana que te llega por horas, sin darte cuenta, y que únicamente te curan ella y ellos… la familia. Yo les estoy muy agradecido a todos porque, ahora, cuando más los necesito, los tengo a mi lado mimándome en exceso. Por eso soy muy feliz. Ni te imaginas lo que eso significa cuando tus días pasan más deprisa que nunca y tu solo deseas que el tiempo transcurra con más calma, que aún puedes escribir y ayudar en casa.

Pero no todo el mundo tiene esa suerte. A una sustancial parte de los ancianos de España los han convertido en un negocio y a otra mayoría los arrinconaron en la esquina de un salón muy grande desde donde contemplan como, otros como ellos, envejecen aún más e incluso se mueren.

Y aún encima, por si su vida sin objetivos no fuese suficiente para sentir el dolor de las ausencias, el coronavirus aquel les libró de sus males después de dibujar en su rostro el miedo a la muerte.

En España hay, que se sepa, 5.457 establecimientos a los que llaman residencias de ancianos. En ellos han fallecido de Covid-19 nada menos que 19. 664, según los datos proporcionados por las comunidades autónomas. Teniendo en cuenta que el total de muertes causadas por el coronavirus en España fue de 28.901, según información facilitada por el Ministerio de Sanidad, en los nuevos asilos de ancianos ha muerto el 69’8% del total de los caídos en la trágica pandemia, por fortuna ya olvidada. Nada menos.

Os pregunto:

—- ¿En qué les habéis fallado? ¿O tal vez simplemente los habéis convertido en pacientes no prioritarios porque ya eran mayores?

Seguramente esta última es la causa por la que esos 19.664 ancianos fallecidos no recibieron la debida atención médica en un hospital, como ocurrió con la mayoría de los 327 mil contagiados en España.

Es decir, los dejaron morir solos en sus rinconcitos, a veces sin la atención de un médico y rodeados únicamente de la tristeza, después de lo mucho que le dieron a esta sociedad imperfecta.

Algunos de vosotros cuando emprendáis la recta final y por fin lleguéis a la meta, “será una pena que no exista Dios pero habrá otros dignos de recibiros…” Antes seréis juzgados aquí, en vida, que la Fiscalía General del Estado mantiene 178 diligencias civiles y otras 228 investigaciones en relación con la gestión de la crisis del coronavirus en esas residencias en las que se aposentó la muerte con tanta facilidad.

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