De manjares y buitres podría ir la cosa...

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+ Texto : Xerardo RODRÍGUEZ -
+ Fotos : Galicia Única
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MANJARES

En esto llegó Ramón, de la hostelería de la plaza, quejándose de cómo andaban los productos del mar…

—- ¡Por las nubes!

Esta fue su letanía:

—- El besugo – que por aquí no se lleva mucho- a más de 40 el kilo; la robaliza salvaje a 43, el rodaballo de mar, a 41…

Luego me habló de la nécora a más de 50 euros kilo y de la cigala a 53, la grande. El hombre andaba desesperado por sus clientes, sobre todo por los de las cenas de empresa.

Yo le dije que a todo hay quien gane porque las angulas del Miño andaban el otro día a 1.200 euros a pie de río. Bien que siento no haberme dedicado a ese arte de pesca con mis amigos de Tabagón, Mauro y Fernando, a los que deseo una buena luna.

Desde luego estos manjares no están para los que tienen que hacer equilibrios con su economía…

BUITRES

El buitre vuela a por los restos de otros animales… pero solo lo hace para comer y nunca se posa sobre el cadáver de su misma especie. Sin embargo, los buitres humanos son deleznables avaros capaces de acabar con la vida de gente de su propia familia y se agrupan en manadas para infringir daño a los demás. Para hacerlo se ponen el disfraz de fondos de inversión tras el que se esconden para obtener la inmunidad del anonimato.

Los buitres humanos buscan cómplices para obtener su botín entre las personas aparentemente respetables y siempre encuentran a gente como ellos, capaz de prestarse a negocios oscuros, aunque para ello obliguen a sus semejantes a olvidar sus sueños y a pensar en las miserias.

Ocurrió en Madrid cuando llegaron los buitres y se hicieron a bajo precio con edificios municipales construidos para viviendas sociales. Miles de familias que pagaban una cuota asequible se vieron obligadas a abandonar sus pisos al subirles el precio de los alquileres o las cuotas hipotecarias.

Los amigos de los buitres humanos no solo abandonaron a las personas, sino que además vendieron los bienes inmobiliarios de propiedad municipal por debajo de su precio de mercado, causando un perjuicio a las arcas públicas de 25’3 millones de euros.

Esto ocurría en el 2013 y hasta hace bien poco no hizo justicia el Tribunal de Cuentas que condenó a los responsables al pago solidario de la cantidad “rebajada” en la venta de los inmuebles.

La que estaba al frente del grupo de amigos de los buitres era nada menos que la entonces alcaldesa de Madrid, Ana Botella, esposa del ex presidente del gobierno José María Aznar. Sus cómplices fueron Concepción Dancausa, Enrique Núñez, Diego Sanjuanbenito, Paz González, Dolores Navarro, Pedro Corral y Fermín Oslé, todos concejales salvo este último, que era director de la Empresa Municipal de la Vivienda.

Todos tuvieron que devolver el dinero que devaluaron, esos 25’3 millones de euros, de forma solidaria, al ayuntamiento de Madrid; pero… las familias desahuciadas creen que es poca pena para tanto daño causado. Es que ni pisaron la cárcel.

En esto nos enteramos de que, ahora, el marido de aquella alcaldesa que estampó su firma para favorecer a los buitres humanos, es líder absoluto de su Partido Popular desde esa sombra llamada FAES con figura jurídica de fundación, que también viene siendo un negocito de la feliz pareja.

A todo esto, aquel “noso presidente” anda a “velas vir” y cumple fielmente los mandados del jefe, encrespando el ambiente político, el más enrarecido de la historia moderna.

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