HERMANO LOBO

Cuando el candor de la adolescencia prendía en mi cuerpo juvenil era yo el mayor defensor de los depredadores que por aquel entonces habitaban en los montes de Chaín, cerca de Cudeiro, al pie del que fue Camino Real y es ahora Camino de Santiago. Hasta tal punto que iba todas las semanas a ver si me encontraba con el Hermano Lobo aquel de las lecturas salesianas de Francisco, el de Asís. Nunca ocurrió…

Aunque hubo una noche shakesperiana, de verano, en la que el lobo aquel llamó a mi puerta con sus aullidos. Me asomé a la ventana y la Luna estaba llena, como en la madrugada del 15 de agosto de 1943, cuando yo nací.

Félix Rodríguez de la Fuente acrecentó mi devoción por el lobo convenciéndome de que solo mata cuando tiene hambre y defiende su territorio, pero nunca ataca a los humanos.

DEPREDADOR

Ayer, mientras el otoño jarreaba agua del cielo a placer, buceando en mi biblioteca, encontré a un ser animal mucho peor que el lobo.  Poca gente sabe que existió, porque lo hizo hace 147 millones de años según certifican científicos del Museo de Historia Natural de la Universidad de Oslo. Descubrieron sus fósiles en el Océano Glaciar Ártico y le llamaron Depredador X.  Se trataba de un reptil marino de 15 metros de longitud con una fuerza en su mordida de 15 toneladas por cada cinco centímetros cuadrados. Su capacidad para devorar haría inofensivo al mismísimo Tiranosaurio Rex.

DEPREDADORES HUMANOS

Estos días, en Oriente Próximo, abundan los depredadores humanos, de esos que no se manchan de sangre, pero destruyen la estancia tiñéndola de rojo a bombazos, matando a una mayoría de gente inocente y puede que también a algún revolucionario identificado como terrorista por utilizar contra sus enemigos las únicas armas a las que tiene acceso.

Porque…. ¿sabes? yo no tengo claro que la gente de Hamás y la de Hezbolá puedan ser encuadrados en el terrorismo islámico. Conocí a un soldado palestino no hace mucho y su causa me pareció tan justa como aquella que se juzgó en Nuremberg.

El poderoso ejército israelí ha asesinado este año, indiscriminadamente, a cincuenta mil civiles, de los que diez y seis mil eran niños. Los crímenes se cometieron ante la oposición generalizada de los países que forman parte de la ONU, que ha dejado de ser una garantía mundial de paz para simplemente convertirse en una asamblea sin capacidad para parar los conflictos bélicos. Yo no sé en que acabará esto, sobre todo si algunos medios de comunicación se dedican a contar bulos y a proclamar barbaridades.

XERARDO RODRÍGUEZ