En aquellos tiempos del cuplé, cuando uno era medio-cachas y buscaba en el Miño sus refrescantes aguas de agosto, siempre aparecía sobre la hierba el “chulo-río”, que te dejaba a la altura del betún ante las escasas damas cuya conversación nos disputábamos todos toditos.

Era aquella época del hablar por hablar, de contar cosas siempre sabidas y de solo aventurarse a alguna púdica propuesta de esas que, chico, no había manera entonces de que la aceptaran. Lo más que te de decían era…

—- Bueno, pues a ver…

A los medio-cachas nos fallaban siempre las chicas monas… incluso para ir al Cine.

Ahora ya no voy al río salvo que me aventure en la montaña como si el verano me devolviera mis veinte años, cosa que pasa de tarde en tarde. Pero sí voy a la playa más frecuentemente y es donde me enteré de que a los “chulos-playa” de toda la vida ahora les llaman “viceversos”, que, manda carallo, el nombre ya impresiona…

—– Oye, pues en Galicia no abundan. Mis amigas y yo hemos visto a muy pocos de esos… ¿Cómo son los viceversos para ti?

Parecen salidos de un concurso de la anti-tele. Los reconoces desde medio kilómetro por su manera de caminar y porque no hay uno solo de sus músculos que no sea perfecto. Buena parte de su afeitada piel está tatuada con alegorías de machotes entre las que predominan los animales bestias. Sobre la arena te perdonan la vida y a medida que avanzan… las chicas les siguen como si hubieran encontrado a su príncipe azul.

—– ¿Y por qué les llaman los viceversos?

Porque son como esos chicos productos de un casting realizado por un director salido que tiene una especie de radar en el cerebro con el que localiza a estos postmodernos “chulos-playa”.

—– ¿Abundan en las playas gallegas?

Mujer, como quiera que sus ejemplos televisivos crearon escuela y alcanzar el estatus de viceverso no precisa de muchas luces, las playas gallegas están llenas este verano de estos tipos, que por algo se han pasado el invierno reparando el chasis.

Además, ahora, los musculitos los consigues ciclándote

—– ¿Y eso que es?

—– Metiéndose hormonas de crecimiento, chica, además de darle un poco, sin pasarse, a las pesas en el gimnasio… 

El “viceverso” es un tipo admirado por algunas mujeres de buen ver y ellos lo saben. Por eso completan un look de machote con bañadores “fluorescentes”tupé que mantienen arriba con un kilo de laca y una sonrisa Profiden.

Se creen un ejemplar nuevo, pero en Samil, en los setenta, marcaban paquete muchos chulos-playa desplazados de Ourense, entre los que recuerdo especialmente al guapísimo Manulo y al musculoso Manaicas. 

XERARDO RODRIGUEZ