DOS AÑOS DE CÁRCEL POR HACER EL AMOR EN LA PLAYA

A los gallegos que viven frente a cualquiera de nuestros dos mares les extrañará la sentencia que acaba de firmar un juez de Miami porque…

—– ¿Quién puede decir que no ha hecho el amor en una playa?

Pues ese es el delito cometido por José Caballero y Elisa Álvarez en Bradenton Beach (Florida). Practicar sexo. El fiscal les pedía 15 años de prisión porque, al parecer, les sorprendió un menor en plena faena. Al final la cosa quedó en dos años de cárcel para cada uno.

Yo me pregunto cómo se las arreglaban en USA aquellos mis hippies de los sesenta cuando gritaban al mundo…

—– Haz el amor y no la guerra.

Estos americanos te son muy puritanos para algunas cosas… pero no les importa vender armas a Israel para que prosiga el genocidio de palestinos y libaneses hasta que le dé la gana a su presidente.  

LAS GAVIOTAS SE VAN DE LAS CÍES

José Antonio Fernández Bouzas, director y conservador del Parque Nacional de las Illas Atlánticas, ha confirmado las cifras del último recuento de gaviotas efectuado en las Islas Cíes, en donde solo anidan actualmente 2.200 parejas.

Hace 20 años la cifra era de 30.000 en todas las islas que pertenecen al parque y el último estudio habla de poco mas de cinco mil.

El notable descenso de la colonia de las patiamarillas, un ochenta por ciento, hace pensar en declarar esta especie de especial protección. Estas aves son las más numerosas de cuantas tienen su hábitat en la antiguas Illas Ficas. En estos días de otoño, contemplar su vuelo desde el Faro, resulta un auténtico placer.  

UN LAGO CON INTRUSOS

El otoño te invita a subir al mirador de Cotorredondo para contemplar a un lado, la postal marina de la Ría de Vigo y al otro, el Marín marinero que se posa sobre su ría de plata.

Luego, junto al lago de sus leyendas, hasta donde llega el olor a salitre de la mar cercana, siéntate y escucha la natural sinfonía que proviene de cada imperfecto rincón de este espacio libre.

En el Lago Castiñeiras, esta vez, verás que hay vida extraña dispuesta a alterar la biodiversidad de un paisaje único. Se trata de peces de color rojizo, carpas asiáticas que en nada se parecen a las truchas o a las anguilas que antaño veías saltar sobre el agua, mientras las ranas les cantaban con gracia.

Dicen que ahora incluso hay una tortuga tropical, de esas de Florida, que alguien debió depositar en el lago cuando ya no le cabía en la pecera. Los especialistas cuentan que, a este paso, aquí habrá de todo menos especies silvestres europeas.

Lo que nadie puede cambiar es la policromía del paisaje en el tiempo de la nostalgia.

Xerardo Rodríguez