Teresinha Landeiro y sus músicos, cuando al final del concierto convirtieron aquella en una improvisada "casa de fados", en medio ...
Hay noches especiales, donde del primer al último minuto de un concierto, todo sale a las mil maravillas y la conexión perfecta entre el público y los músicos, el público y la cantante, es notable, más que notable.
Cantando de modo impactante, reconocida solamente a través de las sombras que dibujaba la luz de un foco y ocultada tras una cortina, apareció en el palco mágico del teatro Diogo Bernardes, en Ponte de Lima, Teresinha Landeiro, cuando en el exterior (20 grados) se manifestaba tiempo meteorológico extraño para un 23 de Noviembre, de modo que en el interior del Teatro estaba más fresco que en la calle... hasta que Teresinha calentó con su impactante y bien modulada voz un ambiente que terminó con el público totalmente en pie y guitarristas & cantante altamente vitoreados.
Fue un concierto redondo. De esos que no se olvidan. Teresinha fue desgranando un repertorio preparado para la ocasión, donde aparecían temas que ella misma compuso en su letra, temas del nuevo disco, temas de otro antiguo, temas en algún caso bien conocidos... como aquel clásico "Lisboa à noite" de Fernando Santos y Carlos Dias.
Cantó a Lisboa, cantó al Bairro Alto, cantó a la Beira Baixa y su folklore, cantó a sus abuelos (maternos y paternos), evocó la guerra colonial y las cartas de amor y esperanza entre quien allá estaba (un abuelo en Guinea) y quien aquí quedaba (una abuela)... cantó fado y cantó lo que no era fado pero sonaba tan bien como un fado, cantó lo que le dio la gana, porque tiene voz, garra, sentimiento, saber estar en el escenario, conexión desde el primer momento con el público... cantó lo que quiso y más, porque Teresinha Landeiro es artista hecha y derecha, cantante de primera, dispuesta y feliz con lo que hace, de esperanza -más que alegría- contagiosa, de sano equilibrio entre las melodías tristes a las que pone excelente voz e inmejorable tono (¡ay, aquel canto a la pérdida de memoria, a la enfermedad mental que a tantos seres afecta en nuestros días!)... y las canciones más alegres ("para dançar", como ella decía) que no faltaron en la noche redonda del palco mágico e inigualable de este Teatro de grandes sensaciones que es el "Diogo Bernardes".
Teresinha Landeiro dijo que le hacía una ilusión enorme cantar en aquel palco limiano, del que tanto y tan bien le habían hablado. Y sería por eso, pero también porque ella encierra grandes valores como cantante de primerísima línea que es, que la noche fue mágica. Tanto que, tras la canción extra-programa interpretada después de que el público la obligase a salir de nuevo a escena tras terminar el tiempo pre-fijado de concierto, Teresinha dijo a sus músicos que desenchufasen sus guitarras, mientras ella echaba a un lado su propio micrófono. Se fueron los 4 al borde del escenario, lo más cerca posible del respetable, como bien acreditan las fotos y... convirtieron aquella escena en una especie de simbología de una casa de fados, en donde hasta uno de los guitarristas se arrancó cantando unas estrofas, tras lo que Landeiro, Teresinha, con su voz desafiante, puso broche final a una noche para el recuerdo.
Suerte tienen en Sevilla, ahora, para el 3 de Diciembre (20:00 horas, Espacio Turina), cuando puedan escuchar a Teresinha, en el festival de Fado que en la capital hispalense han organizado. Solo con repetir lo hecho en Ponte de Lima, pondrá encendido a ese siempre de primera línea público sevillano. Teresinha Landeiro quiere destacar -mundo adelante- de manera marcada su fado. Y está de sobra preparada para ello, aún en su actual juventud.
"Su" Mesa de Frades (Alfama, Lisboa) sirve de base para un largo recorrido por los escenarios ya, donde no faltan triunfos indudables en actuaciones en locales de renombre como el Centro Cultural de Belém y el Capitolio (Lisboa) así como la Casa da Música (Porto), entre ya muchos locales de prestigio en Portugal y fuera del país, a los que anoche unió el llamado palco mágico del Teatro Diogo Bernardes, la verdadera sede de la Cultura por excelencia en la región del Alto Minho, con una programación siempre cuidada y bien diseñada, en la que no podía faltar esta gran revelación fadista -"e não só..."- que viene a ser Teresinha Landeiro.
Mostrarse auténtica, sin ambages, sin dobleces, directa y en todo momento conectada con el público, desde una calidad incuestionable, ha ido llevando a Teresinha a estar presente en múltiples escenarios de norte a sur de Portugal, presentándose -según quienes la apoyan- "como una artista nacional más allá del barrio de Alfama", capaz de poner en pié al público congregado en el Centro Cultural de Belém, pero también al concentrado para oírla cantar, a las puertas de un monasterio en una freguesia de Amarante.
Anoche, en Ponte de Lima, nos presentó algunos de sus últimos trabajos, recogidos en este 2024 en un nuevo álbum titulado “Para dançar e para chorar”, donde -si cabe- va reforzando más y más esa identidad tan propia que ella imprime en su actuación en los escenarios. “Chegou a Hora” y “Maré de Sorte” son los temas principales de este nuevo trabajo sonoro de Teresinha Landeiro, reflejando siempre que el fado sigue siendo en ella el hilo conductor, una especie de pieza central... pero sin huir en sus músicas de ciertas influencias, procedentes de componentes pop así como del propio el folclore tradicional portugués.
¿Qué es ahora mismo Teresinha Landeiro?. Pues diríamos que un nombre ya de excelencia del fado moderno, contemporáneo, una presencia de gran relieve, no ya solo como intérprete, sino también como compositora de canciones, faceta que debemos en ella empezar a tener muy en cuenta.