CUANDO AQUEL CABRÓN ME JUBILÓ… Este tiempo me recuerda los inviernos de antes, que el sol quiere, pero no puede con las nubes de borrasca y ...
CUANDO AQUEL CABRÓN ME JUBILÓ… Este tiempo me recuerda los inviernos de antes, que el sol quiere, pero no puede con las nubes de borrasca y uno se tiene que conformar con mirar como la lluvia riega las calles de la City desde la ventana. Hoy como ayer me quedaré en casa escribiendo, si la enfermedad lo permite…
Es que, cuando aquel cabrón tuvo la idea de jubilarme -yo aún estaba para más, te lo juro- mi pareja me preguntó:
—- ¿Y ahora qué vas a hacer?
—- ¿Cómo?
—- Sí, todo tu tiempo es libre… ¿En que lo vas a ocupar?
Y al igual que todos respondí con una retahíla…
—- Leer, escuchar música, viajar, cuidar del jardín, organizar papancias, ver a mis amigos…
Eso sucedió los primeros días porque la realidad me puso en mi sitio, es decir, frente al ordenador o frente a la tele.
Ahora ya no leo porque estoy medio ciego, ya no tengo jardín que cuidar, ni mis amigos vienen a verme porque no resulto agradable… y el cuerpo me pide comidas sutiles de esas que alimentan, pero no llenan.
Me he convertido en un poeta sin versos y aquí me tienes hoy, muy contento, je, je, porque hemos cerrado otro mes.
Por cierto, mírate en este espejo porque cuando llegues, si es que llegas, serás un pastillero más, fiel seguidor del consejo del médico familiar… que los dioses especializados ya ni te ven.
XERARDO RODRÍGUEZ