Rafael Louzán no es un prevaricador. Así lo asegura la sentencia dictada por cinco magistrados del Tribunal Supremo, que le absuelve tras haber sido condenado por la Audiencia de Pontevedra a siete años de inhabilitación para desempeñar cargos públicos. Por lo tanto, el que fuera presidente de la Diputación de Pontevedra podrá seguir como presidente de la Real Federación Española de Fútbol, cargo que desempeña desde el pasado 16 de diciembre.
Me alegro mucho de que el recurso de casación presentado por Louzán le resultase favorable. Sobre todo, me satisface escuchar a los cronistas deportivos pedirle perdón por haberlo considerado un delincuente durante el mes y pico que lleva ejerciendo la presidencia de la RFEF. Y me alegran sus primeras decisiones porque han sembrado la paz en la industria española del fútbol, en guerra desde hace más de una década.
Así que Rafael Louzán no es un prevaricador, es un pacificador.

XERARDO RODRÍGUEZ