A la Belarra y a esos políticos que, de cuando en vez, se dedican a utilizar nuestro sagrado gentilicio en vano, les digo hoy, bajo el orvallo de marzo, que ser gallego es un gran honor y los aquí nacidos nos sentimos muy orgullosos de serlo. Pese a que el centralismo nos ha llenado de tópicos con actuaciones actorales pretenciosamente simpáticas, los gallegos sabemos reír y divertirnos, que nuestros cómicos son profundos divulgadores de esa retranca solo nuestra y aquí celebramos mas de cuatro mil fiestas al año, animadas por las mejores orquestas de España.
Galicia es un país ancestral, habitado por gente muy viajada, buena y generosa, que ha aprendido a pronunciar palabras nobles como morriña o solidariedade. Por eso compartimos lo mucho que tenemos con vosotros, españoles como nosotros, pese a que en nuestra historia está escrito que fuimos un reino independiente del castellano de Castilla y de los demás de la Iberia.
Eso sí, nuestra Terra Nai es tan bella y abundante que se nos hace difícil vivir sin ella. Por eso, cuando estamos fuera de Galicia, a veces, nos ponemos nostálgicos.
A la secretaria general de Podemos le recrimino esta vez sus bromas parlamentarias, producto de la incultura de la que hace gala en el Congreso de los Diputados. Lo cantamos en nuestro himno:

“…Mais só os ignorantes
e féridos e duros,
imbéciles e escuros
non nos entenden, non”.

XERARDO RODRÍGUEZ