En Enero le tributaron un homenaje allí, en Porto do Son. No fue al acto en silla de ruedas, ni siquiera con bastón, pese a su ya avanzada edad (casi 93 años). Fue perfectamente uniformado y dirigió la Banda, "su" Banda de Música de Caamaño, en su propio homenaje.
Ahora, hace pocas fechas, a finales de Marzo, ¡quien lo diría tras el homenaje aquel!, el maestro Francisco Olveira Santos... se fue, se fue a dirigir la banda de música celestial, dejando más pobre el universo de las bandas de música populares de Galicia, por las que -en vida- este hombre tanto hizo.
Hemos dicho más de una vez que... ¡los homenajes, en vida!. Y menos mal que el Concello de Porto do Son llegó a tiempo. Por poco, pero llegó a tiempo. ¡Quien lo diría! apenas dos meses después del homenaje municipal y vecinal, Paco Olveira partió de aquellas entrañables tierras de la margen sur de la ría de Noia, la del Tambre caudaloso que llenó la ría de arenas, como decía la canción de los no menos inolvidables "Os Tamara".
Ahora, desde la atalaya del cielo, el eterno músico, el eterno director, Francisco Olveira Santos, verá todos los atardeceres con el sol marchando tras Monte Louro camino de América, mientras las milenarias ruinas del Castro de Baroña siguen ahí, imperturbables en el paso del tiempo y el mar horada -cada invierno- un poco más cada rincón costero, para hacer más bella la Praia das Furnas o de Río Sieira... Tierras todas, las de Porto do Son y proximidades que tantos días festivos alegró don Francisco con su eterna Banda de Caamaño, de la que -durante más de medio siglo nada menos- fue director.
Porto do Son despidió así, llegada esta Primavera, a una de sus figuras más emblemáticas. Francisco Olveira Santos, director de la Banda de Música de Caamaño durante más de 50 años, partió a los 92 años, dejando unos recuerdos imborrables y todo un legado musical de auténtica leyenda en la ría de Noia y sus inmediaciones.Se fue don Francisco finalmente, poco después de que en Enero le tributasen el más que merecido homenaje. Un hombre que dedicó su vida a la Banda de Música, de modo que bien a pesar de su avanzada edad, continuaba dirigiendo ensayos y participando siempre que podía en actuaciones... se vestía con el uniforme y la gorra, con la ilusión del primer día y... había ido preparando año a año la sucesión : su hija Mari Carmen era ya un baluarte de la banda en estos últimos años; pero es que además, nietos del legendario y eterno director ya se fueron integrando con el devenir de los años en esta tan especial y única Banda de Música de Caamaño.
Como alguien bien dijo estos días : la Banda de Música de Caamaño, una de las más antiguas de Galicia, perdió a su batuta más ilustre, pero su espíritu seguirá vivo siempre, en cada nota que la banda interprete. Le faltaban solamente dos semanas para cumplir los 93. Murió con el uniforme puesto, estando al frente casi hasta el final de su vida. Decía siempre que esa era "a miña maior ilusión». Pero por si acaso, para que la Banda jamás sufriese riesgos de desaparecer tenía ya a su familia preparada e involucrada en la más que centenaria agrupación musical, como antes precisamos.
A Casa da Cultura da parroquia de Caamaño (Porto do Son) foi testemuña no derradeiro 12 de Xaneiro, da homenaxe que o Concello de Porto do Son quixo render a Francisco Olveira Santos, director da banda de música de Caamaño desde fai máis de 50 anos.
O alcalde, Luis Oujo, entregou ao homenaxeado a insignia do Concello, en recoñecemento de toda a súa carreira ao fronte da banda de música sonense, desde o ano 1968.
A Banda de Música de Caamaño, un dos grupos de cámara máis antigos de Galicia, naceu no ano 1912, fundado por Manuel Olveira Paz, pai de Francisco. José Olveira Santos, irmán de Francisco, foi a segunda persoa que se puxo á fronte da agrupación que, posteriormente, deu o relevo a Francisco que leva desde fai 56 anos dirixindo a banda.
O alcalde, Luis Oujo, quixo destacar na homenaxe que “isto é un recoñecemento a toda una vida dedicada á música e ao compromiso cunha banda que é fonte de inspiración para todos e todas nós. Francisco guiou a xeracións enteiras de músicos, ensinándolles no só a tocar instrumentos, senón tamén a traballar en equipo, valorar a disciplina e desfrutar da beleza que a música aporta nas nosas vidas”.
Na homenaxe de Xaneiro, ficou esclarecido que aínda que Francisco Olveira estaba activo, o seu relevo na dirección da banda estaba xa garantido. Cando lle resultaba imposible acudir a unha cita coa banda, Francisco deixaba a batuta nas mans da súa filla Mari Carmen. Ela, coma seu pai, toca o clarinete, pero non é a única da saga Olveira que aporta e que forma parte desta formación. A súa filla, Carmen de Castro, é outra das clarinetistas da banda e o seu irmán, Manuel, o saxo alto. A maiores, tamén se incorporaron ao grupo as dúas fillas deste, Ana María (saxo tenor e bombo) e Cristina (saxo alto).
“Hoxe celebramos non só os teus logros como director, senón tamén a túa dedicación e amor pola nosa Cultura. Soubeste manter viva a tradición musical da nosa comunidade, e iso é algo que todos debemos agradecerte. A Música ten o poder de unirnos, de facernos sentir e de recordarnos quen somos. E ti, Francisco, es o mestre que fixo posible que esa maxia suceda”, rematou o alcalde Oujo.