"Europa: solución y problemas", anotaciones en el cuaderno de viajes del Dr. Príncipe
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Aspecto parcial de una de las zonas de la La ciudad antigua de Dubrovnik ------- |
Escuchar al Dr. Carlos Príncipe en esas tertúlias a las que de vez en cuando es llamado... leerle en los periódicos cuando estos se honran con sus artículos de actualidad y sabios consejos, es gozosa tarea... aunque a veces, alguna de esas publicaciones caiga en nuestras manos con retraso.
Cuando vamos para el día de El Pilar, nada menos, desempolvo un artículo que "recorté" del ABC cuando el verano estaba a punto de concluir. En esos días, Carlos Príncipe analizaba in situ, el desarrollo actual de Croacia, bastantes años después de aquella maldita y fraticida guerra en los Balcanes. Culto y conocedor de la realidad propia y ajena, Príncipe no necesitó consejos para subirse a la red del tranvía azul de Zagreb, ni indicaciones de por donde debía de conducirse en su periplo por aquellas tierras croatas. Estando allí, escribió para el diario ABC. Y con la debida venia, recordamos :
ABC (Galicia) sáb, 20 sept 2025
Europa: solución y problemas
CARLOS PRÍNCIPE · 20 sept 2025
Hoy estoy escribiendo desde Dubrovnik, costa sur de Croacia, miembro de la UE desde julio de 2013 y de la zona Euro y el espacio Schengen desde 2023. Un país que forman 4 millones de personas, pero que reciben anualmente más de 24 millones de turistas. Imagínense una Galicia que recibiera 17 millones o una España que recibiera 300 millones de visitantes extranjeros en un año. Para que se hagan una idea, las cifras actuales son de 5 millones para Galicia y 100 millones para España.Lo más llamativo es que Dubrovnik estuvo sometida a asedio y guerra con muertos, bombardeos y devastación entre octubre de 1991 y mayo de 1992. El área de Dubrobnik –y también la de Split, ciudad más importante de la región de Dalmacia– fueron atacadas por tropas del ejército serbio que arremetieron desde las vecinas Bosnia Herzegovina y Montenegro. Nada en el presente nos recuerda aquella guerra. Sólo las fronteras y los pasos fronterizos nos recuerdan que Bosnia y Montenegro no son UE. Una vez entras en esos territorios con soberanía y monedas propias sí notas diferencias.
El nivel de vida, las carreteras, las viviendas y las instalaciones muestran que es la zona del euro la que mejor vive, también la más cara en precios y la que dispone de mejores infraestructuras y servicios públicos. Un ejemplo de esa realidad el famoso puente de Peljesac, de 2.5 km de longitud, que por fin permitió que para llegar a Dubrovnik no tuvieran los croatas que atravesar un trocito de Bosnia, como era lo habitual desde el siglo XV.
Ese puente costó 500 millones de euros. Se inicio su construcción en 2018 y se inauguró en julio de 2022. Los de la UE pagamos el 90% del costo, con los fondos europeos que los gallegos también disfrutamos, es decir, 450 millones de euros. El proyecto de ingeniería fue obra de un estudio esloveno y la construcción fue responsabilidad de un consorcio empresarial liderado por una empresa china.Como puede comprobarse son las sociedades abiertas, política y económicamente, las que mejor garantizan el progreso y el desarrollo humano. Miren atrás sin ira en esta región. Aquí el nacionalismo fue horror, muerte, guerra y pobreza. Por cierto, en la antigua Yugoslavia se produjeron horribles crímenes de lesa humanidad, como la masacre de Srebrenica, y solo los bombardeos OTAN de Belgrado obligaron a las partes a las mesas de paz.
Europa fue la solución pero no de todo. Los croatas –como los españoles– hemos resuelto bastante bien la cuestión de las infraestructuras, pero la vivienda es un grave problema, sobre todo para los más jóvenes. Parece evidente que debemos copiar lo que hicimos en carreteras. Fondos Europeos para vivienda son una necesidad del siglo XXI, y retrasar la puesta en marcha de esa política europea de vivienda sólo favorece la frustración de los menores de 35 años, que se están convirtiendo en un bastión electoral para las fuerzas antisistema y de extrema derecha que están creciendo como las setas en este otoño europeo.
Podemos, debemos y tenemos respuestas europeas para la vivienda como las tuvimos para las carreteras. A ello.CARLOS GONZÁLEZ PRÍNCIPE