De los mariscos de Galicia pocos conservan en la mesa el sabor a mar que tiene el más humilde de todos, el mejillón. Este bivalvo sirve para un roto y para un descosido, porque te posibilita cien platos diferentes con los que poner en la mesa el exquisito gusto de nuestras incomparables rías.

La batea es el nuevo barco de la vida anclado a mansas olas de aguamarina, donde el mejillón adquiere la mayoría de edad y el certificado de calidad para convertirse en el preferido de los mercados de Europa y en verdadero protagonista de esta vida marinera.

Porque la batea es el elemento vital de las rías de Galicia, donde nacieron los pioneros de los cultivos marinos. Bajo su estructura, llamativa y curiosa desde el mar o desde el aire, esconde una selva sumergida y un almacén de corales.

Esto te lo cuento tras haber ingerido una mejillonada casera, de esas que se preparan con mimo y se comen por ello más a gusto. Prueba a hacer lo mismo y me lo agradecerás, pero procura que sea mejillón de Galicia, que es el único que conserva el sabor de los divinos sabores.

XERARDO RODRIGUEZ