+ Texto : Xerardo RODRÍGUEZ -
+ Fotos : "Galicia Única" -
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Este es el país de los dos mares. Uno es azul intenso y el otro se deshace en verde. Sobre el lomo de ambos navegan barcos de hierro, buques de roja intensidad o pesqueros de azul bonito…
Goza Galicia de casi 3.000 kilómetros de costa. De horizonte perdido en la inmensidad oceánica, de tranquilas bahías, de puertos donde los hombres huelen a sal, de faro que persigue el agua con luz propia…
Los dos mares también se duermen sobre la arena de playas interminables, cuando las estrellas de los cielos buscan el frescor de sus aguas.
Pero Atlántico y Cantábrico, no solo son los protagonistas de la postal marinera… Son además dos mares de riqueza.
De la pesca viven directamente, en Galicia, más de veinte mil familias; y otras tantas lo hacen de los empleos que generan sus industrias auxiliares. La cifra total resulta incalculable si incluimos a todos los sectores económicos vinculados al mundo de la mar.
Nuestros “mariñeiros” forman parte de una gran estructura productiva agrupada en cuatro flotas: la de bajura, la de litoral, la de altura –que es decir tanto como la del Gran Sol-; y la de gran altura, en la que se encuadran los grandes buques congeladores gallegos que navegan los siete mares.
Sin embargo, en los últimos años la gran flota gallega va a menos. Galicia perdió casi 800 pesqueros de las llamadas artes menores o de bajura. La cifra es de la Consellería de Pesca de la Xunta.
Es curioso, pero este tipo de artes de pesca tienen muy buena prensa, la defienden los ecologistas y los políticos dicen potenciarla. La llaman artesanal, dicen que es selectiva, sostenible, de proximidad… pero los barcos se siguen desguazando, a pesar de su fuerte incidencia en la economía, el peso específico que tienen en el empleo y lo que suponen para que pequeñas poblaciones costeras tengan actividad comercial.
En Estrasburgo hablan de sobrepesca y en Galicia parece que el interés por proteger esta flota artesanal se va desvaneciendo como una ola en la arena de la playa…