DE PUERTA DE AMÉRICA A PUERTO DE EUROPA

Buscando el agua vibrátil, de plata y oro, profunda y calmosa, desde el mirador elegido por Nosa Señora da Guía, bien se ve lo que un día fue Puerta de América y hoy es Puerto de Europa.

Vigo siempre se miró en su mar, su razón de existir.

Con Ferrín de guía por el Berbés entendí mejor a la gente de sal que construye en el muelle montañas de peces. Son los viajeros de la noche, que van y vienen con las mareas.

Paseando la dársena comercial con mi inolvidable amigo Sindo Alonso me contó como la cantera gallega también viaja por mar; al igual que lo hicieron antes los “berlingo” y los “picasso” de Citroen y ahora las nuevas marcas de Stellantis.

Cuando navegué por la ría con Vilas, aquel gran patrón del Illas Ficas, me contó los secretos de las nereidas en la solitaria playa nudista de Barra, de cuando era joven. Ahora los viajeros de Cangas, van y vienen sin tiempo para apreciar la estética marinera, que es barco rápido el que les trae y lleva.

Pero lo que más me impresionó desde la franja portuaria viguesa, es el lujoso trasatlántico cargado de viajeros, que viene por la bahía, desde más allá de Cíes, la frontera marítima del océano. Alberto Durán, ahora consignatario en el cielo de todas las lunas en tránsito, siempre me ofrecía el cálculo incalculable de los miles de viajeros que aquí arribaban en sus lujosos cruceros.

Actualmente, el puerto de Vigo vuelve a ser el punto de encuentro de los navegan los siete mares. Y aquí se almacenan los recuerdos para que, de una vez por todas, vertamos en la Ría las lágrimas del alma de aquellos tiempos de partidas…

…Cuando, en vez de los cruceros de Durán llegaban a este puerto los viajeros guerreros a bordo de los buques de la VI Flota Americana o la Armada Francesa, con marineros de gorro con pompón; o los ingleses, que bebían agua de colonia mezclada con coñac en los bares de la Ferreiría.

Los viajeros del mar llenan de humanidad este paisaje marinero de pesqueros multicolores, de grandes mercantes, de pequeños barcos de pasaje, de veleros deportivos y también de lujosos cruceros. El puerto de Vigo es el gran espectáculo del ir venir. Como las mareas.

LAS PRIMERAS CENTOLLAS FUERON PARA EL DEMÉRITO

Esta semana se inició la subasta de la buena centolla de O Grove, que es el bicho mas sabroso que he comido en mi vida. Por el primer lote de la temporada en la lonja se pagó a 34,65 euros el kilo, mas el IVA. Lo compró Mariscos Lukas, una firma comercializadora que distribuye el producto a toda España. ¿Y a quien vendió la firma grovense ese primer lote tan caro y de tan alta calidad? Pues a la afamada marisquería de Sanxenxo “D’Berto”, que es a su vez el restaurante preferido de Juan Carlos de Borbón. Y fíjate que casualidad, el demérito se encontraba ese día en la villa celebrando la publicación de sus desmemorias en Francia.

Que no os quepa la menor duda. Este cara dura vive mejor ahora que cuando ejercía de Rey de España. Por cierto, los centollos de O Grove han subido en un año el 23’4% de media.      

LAS PIEDRAS MÁGICAS

Termino hablándote hoy de las piedras mágicas, que se reparten por todo el país. Aquí siempre escucharemos relatos misteriosos con protagonistas extraordinarios. Son los héroes del mito, de la fábula y la superstición. Ídolos que se balancean entre la realidad y la quimera.

Hay un sinfín de cultos paganos que las creencias religiosas intentaron ocultar, como los ritos que se desarrollaban en el mítico monte Pindo. Algunas de estas piedras aún son altares de fertilidad.

La pedra da Serpe en Corme es monumento en honor a San Adrián, autor del gran milagro: con un pisotón libró a la comarca de una plaga de serpientes.

La piedra de Abalar de Muxía es el símbolo de la adivinación. Solo se mueve cuando el futuro es favorable o si el alma del que lo intenta es pura. A su lado, otra piedra, a pedra dos Cadrís tiene poderes curativos.

También hay piedras con malos presagios. Como la que emerge del mar que los romanos confundieron con el fin del mundo. El Finisterre de la curva atlántica es un lugar de extraordinario poder porque en él se oye el sonido del sol al fundirse con el agua.

Son leyendas y milagros que atraviesan la imaginación.

Xerardo Rodríguez