Cangas) Ignacio Cerviño, un artista que resiste al olvido y cada vez más valorado...
De la organización y promoción de unas importantes jornadas sobre la figura del escultor Ignacio Cerviño y su obra, recibimos una interesantísima nota de prensa desde Cangas, que con sumo agrado pasamos a publicar y reproducir de seguido aquí.
No es para menos, no en vano fue nuestro querido padre, Eugenio Eiroa Hermo (q.e.p.d.), quien dedicó mucho tiempo y esfuerzo investigador, no pocos años incluso, a poner en valor la obra del autor -entre otras destacadas- del famoso Cruceiro do Hio. Fue a nuestro progenitor a quien se debe en mayor parte -otra cosa es que se le haya agradecido adecuadamente su esfuerzo- la "rehabilitación" del escultor que nos ocupa, desterrando así en su momento, de modo contundente y con fehacientes pruebas -incluso en un congreso celebrado al respecto- la historieta errónea y circulante propagada por terceros, atribuyendo la autoría del Cruceiro do Hio a un cantero llamado José Cerviño.
Aún resuena la vehemente defensa de la figura de Ignacio Cerviño que Eiroa Hermo hizo, en aquellos locales del Colexio-Escola do Hio, cuando tras presentar documentos, elementos de investigación y pruebas incluso periciales, alzó su voz y como epílogo dijo : "ya solo faltaba, ahora, a la desesperada, que quienes defienden la autoría de José Cerviño, lo justifiquen diciendo que Ignacio, el verdadero autor del Cruceiro, estaba en Hio en esos años en que se construyó el Cruceiro, con su mujer e hija, pero en vez de dedicado a "labrar" y esculpir la piedra, haciendo lo que hoy está tan en boga...¡turismo rural! y dedicado a broncearse y tomar baños de mar en Arneles..."
En fin, celebramos de corazón esta brillante iniciativa que han tenido en Cangas, para honrar la memoria del gran Ignacio Cerviño y, de este modo, seguir el ejemplo que en su día dio mi querido padre que, estoy seguro, desde la Eternidad, se sentirá honrado de que su labor de antaño y de años, no haya caído en barbecho, sino todo lo contrario. - (E. E. F.
El MAESTRO CERVIÑO, EXPRESIÓN DE LA TRADICIÓN
Y FERVOR DE LA COFRADÍA DE LA MISERICORDIA DE CANGAS.
El autor del cruceiro de Hío: del prestigio, pasando por la indiferencia, hasta llegar al reconocimiento como el mayor exponente del arte popular gallego del siglo XIX.
Desde el 19 de agosto se puede contemplar en la capilla del Hospital de Cangas una interesante exposición sobre “Ignacio Cerviño en la Semana Santa de Cangas”. En pleno centro de la villa, mirando al mar, en los plácidos Jardines del Señal los visitantes pueden contemplar en horario de 10:00 a 13:00 horas y de 18:00 a 21:00 horas algunas de las obras que este autor realizó para la Cofradía de la Misericordia-Gremio de Mareantes de Cangas, organizadora del evento. La muestra podrá ser contemplada hasta este domingo.
Desde el miércoles 20 al domingo 24 de agosto, a las 20:30 horas se celebra un ciclo de microconferencias en el mismo recinto. Esta actividad se complementa con visitas guiadas en la que el invitado realizará diversas consideraciones acerca de las obras allí expuestas. Estanislao Fernández de la Cigoña Núñez, Anxo Coia, Suso Caramuxo (Jesús Bernárdez Solla), Luis Martín Carneiro Feijoo, Julio Fernández Pintos e Inés Villar Costas serán los participantes en esta actividad de extensión cultural organizada por la Cofradía de la Misericordia-Gremio de Mareantes.
El sábado 23 de agosto con el objeto de homenajear a este insigne imaginero y, por extensión, a la Semana Santa de la localidad, la Banda de Tambores y Cornetas de Cangas recorrerá las calles de la villa desde las 19:30 horas. Ejecutarán marchas procesionales que, para muchos de los asistentes, les recordará a las procesiones pascuales. El punto álgido de este evento será cuando, entorno a las 20:00 horas, en los jardines del Señal, ante las puertas de la sala en la que se exponen las obras de Cerviño, suenen aquellos sonidos que acompañan a los pasos procesionales. Como indica el director de la banda “no se trata de ninguna procesión extraordinaria sino que, más bien, de un acto de reconocimiento y gratitud de todo un pueblo con Ignacio Cerviño y la Cofradía de la Misericordia-Gremio de Mareantes de Cangas”.
ESCULTOR FORMADO EN LA LABRA DEL DURO GRANITO
En el corazón de Galicia, donde el granito es parte del paisaje tanto como los robles y las rías, vivió un hombre capaz de hacer hablar a la piedra. Ignacio Cerviño Quinteiro fue mucho más que un simple cantero, como escultor fue un artesano de la memoria y un poeta del cincel. Es heredero de los grandes canteros y escultores populares de la segunda mitad del siglo XIX. El maestro Cerviño fue la figura culminante de este período que supo plasmar la “morriña” en el duro granito galaico. Desde muy joven, mostró una habilidad extraordinaria para trabajar la piedra. En una época en la que las herramientas eran rudimentarias y el trabajo físico agotador, logró transformar bloques toscos de granito en auténticas obras de arte.
Cerviño no fue un escultor de grandes palacios ni de encargos aristocráticos. Su arte nació del pueblo y para el pueblo. Uno de sus trabajos más conocidos es el famoso cruceiro de Hío. Ubicado en la parroquia de Hío (Cangas), es considerado uno de los cruceros más elaborados y técnicamente complejos del patrimonio artístico gallego. Este monumento de granito constituye un ejemplo singular de síntesis entre arte religioso, simbolismo catequético y técnica escultórica tradicional.
Desde el punto de vista formal, el Cruceiro de Hío destaca por su composición vertical escalonada, en la que se integran escenas de la Pasión de Cristo, la Expulsión del Paraíso y la Crucifixión. Su estructura se compone de un pedestal octogonal ricamente decorado, un fuste con relieves narrativos y un capitel con elementos vegetales que da paso al conjunto escultórico superior.
Los estudios petrográficos identifican el uso de granito local, lo que facilitó el transporte y la manipulación del material, aunque se requieren aún análisis comparativos para determinar la cantera exacta. En términos técnicos, Cerviño aplicó herramientas tradicionales de cantería del siglo XIX, utilizando buril, puntero y gradina, lo que se evidencia en las marcas residuales visibles mediante inspección con fotogrametría.
Desde una perspectiva científica representa un hito de la escultura religiosa gallega del siglo XIX y una fuente valiosa para estudios sobre arte popular, simbología religiosa y técnicas de cantería tradicional. Aunque el cruceiro tiene un uso litúrgico limitado, todos todo el concello de Cangas, y de un modo especial en la parroquia de San Andrés de Hío, se considera como un nodo fundamental de su identidad cultural, religiosa y patrimonial.
IMAGINERO QUE DOTA DE ALMA A LA VERSATIL MADERA.
En el corazón del arte sacro gallego del siglo XIX, el nombre de Ignacio Cerviño cobra una relevancia singular como maestro tallista, además de escultor. Llegó a dejar una huella visible en tradición religiosa de su tiempo. Una de sus contribuciones más emblemáticas se encuentra en su obra para la Cofradía de la Misericordia-Gremio de Mareantes de Cangas. Con su genialidad artística supo convertir las imágenes para la Semana Santa en devoción tallada en madera. Sus pasos procesionales lograron capturar el espíritu de la compasión cristiana y la solemnidad propia del culto en el período pascual.
La pieza central creada por Cerviño para la Cofradía fue un Cristo articulado conocido del Descendimiento y Calvario. Se trata de una pieza tallada en madera policromada. De tamaño real, la escultura combina un realismo casi sobrecogedor con una sensibilidad expresiva que desarma al espectador. La anatomía precisa, los pliegues dramáticos del paño de pureza y la mirada serena, casi resignada, del Cristo evidencian la maestría del escultor. Más que una figura devocional, la imagen se convirtió en símbolo de la Semana Santa local. Procesionado cada año con fervor popular, no solo es arte sacro, sino también patrimonio vivo de la comunidad.
La obra de Cerviño muestra una influencia evidente del barroco tardío, aunque con una lectura más intimista y emocional. Su estilo se caracteriza por la atención prestada a la gestualidad, las texturas y la expresividad contenida. Además de su trabajo para la Cofradía de la Misericordia, Cerviño realizó otras imágenes devocionales en Galicia, muchas de las cuales aún se veneran en parroquias y capillas rurales. Sin embargo, destacan especialmente por su complejidad y maestría su Cristo del Descendimiento y Calvario el Nazareno con la Cruz a cuestas camino del Calvario y la Santa Cena. Todas ellas tienen un impacto espiritual en la zona que se mantiene durante generaciones. Aunque sean consideradas piezas menores, no conviene obviar a otros personajes secundarios que dotan a la Semana Santa canguesa de particularidades que difícilmente se encuentran en otros lugares. Para muestra, señalar al niño pasionario conocido como Francisquiño da Ferramenta o al centurión de ojos móviles y sonora tuba, las articuladas Piadosas Mujeres.
En tiempos de modernidad y cambio, el legado de Cerviño nos recuerda el poder del arte como lenguaje universal de la devoción. Su escultura no solo es una pieza religiosa: es un testimonio de la identidad cultural gallega y del genio de un hombre que, nacido en un entre canteros, también supo hablar al corazón del pueblo con madera, gubia y silencio.
UN ARTISTA QUE RESISTE AL OLVIDO
Aunque durante décadas su figura quedó algo relegada en los manuales de arte, hoy Ignacio Cerviño comienza a recibir el reconocimiento que merece. Asociaciones culturales, cofradías, ayuntamientos y expertos en patrimonio impulsan investigaciones y actividades para reivindicar su figura. Sus obras, diseminadas por la provincia de Pontevedra y otras zonas de Galicia, siguen hablando por él. Ciertamente no tuvo una vida de fama, pero dejó un legado de piedra y madera. Uno que aún hoy podemos tocar, contemplar y admirar. Porque cuando el arte se hace con alma, ni el paso del tiempo ni el olvido pueden desgastarlo.
(remitido)