La playa más cálida de Galicia y la meiga Minia...
LA PLAYA MAS CÁLIDA DE GALICIA
La AEMT le acaba de hacer un favor a la hostelería de Viveiro. Ha señalado a la playa de Area como la más cálida de las de Galicia, con sus aguas a una temperatura media de 20 grados durante el verano. Esta playa es hermosa, está muy limpia y bien dotada de servicios. Además, no la frecuenta mucha gente, por lo menos hasta ahora. La baña el mar Cantábrico y en la capital de A Mariña lucense hay excelentes alojamientos, de todo tipo.
—- ¿Y cual es la playa con el agua más fría?
La Agencia Estatal de Meteorología no nos lo dice, pero por experiencia personal os diré que es la considerada como la mejor playa del mundo: el arenal de Rodas, en las Islas Cíes. Nunca sube de los 17 grados, pero sus aguas cristalinas están llenas de vida.
LA MEIGA MINIA Y LAS PIEDRAS DEL CONDADO
Le pusieron nombre de cristiana santa aquí nacida, pero ella quiso ser meiga por aquel don que le concedieran los dioses galaicos del otro lado del universo celta. Aunque no te lo creas, yo tuve el gran placer de conocerla cuando a menudo viajaba a las tierras del Condado y la veía rodeada de jóvenes pretendientes a los que enamoraba sin compasión… para luego abandonarlos a mitad de camino, entre el monte de A Picaraña y el Castillo del Sobroso.
Minia peinaba cabello rubio transparente sobre una cabeza perfectamente dimensionada con un cuerpo de ángel de los muy admirables. Era una escultura humana sin igual. Las demás jóvenes de Ponteareas y su contorno nunca le hicieron sombra porque, además, ella poseía un secreto: el de la Pedra dos Namorados.
La meiga Minia, a pesar de su juventud, conocía el arte de las tres piedras y siempre que las lanzaba pensando en uno de los muchachos de la comarca se quedaban en lo alto de A Pedra. Las demás jovencitas casaderas, por mucho que lo intentaban, nunca conseguían que sus piedrecitas se quedasen encima de aquella oscilante mole, dueña y señora de sus amores.
Así, mientras Minia tenía decenas de enamorados pretendientes las chicas del Condado no conseguían enamorar a nadie.
Pasó el tiempo y al poder de la meiga le llamaron leyenda… pero ella siguió conociendo los secretos de todas las piedras; por eso terminó su vida en una fábrica de Porriño, como buscadora de ese tesoro que llamamos Granito Rosa, embajador de Galicia en el mundo de la Arquitectura.
Hoy me cuentan desde Salceda de Caselas que las piedras ornamentales mantienen el tipo en la economía gallega gracias a las exportaciones y ni los aranceles de Trump les afectarán porque “non hai outras como as nosas”, que decía mi amigo Sindo, el sabio de las canteras.
La historia de las piedras ornamentales gallegas se escribe ahora de otra manera y las empresas tienen muchos novios chinos, rusos, americanos y hasta indios, a los que enamoran. A lo mejor hay que echar mano de Minia, la meiga de segunda generación, para que les haga el conjuro tocando el piano con el Bethoven de piedra que corona el monte de O Castelo.