Un sueño y una pena...
El oro se convirtió en piedra y los diamantes en cristales. Ocurrió en el mismo segundo de tiempo, a la vez, simultáneamente en todo el mundo. No se salvaron ni las joyas de los zares almacenadas en Rusia ni los diamantes con los que trafican los judíos en Ámsterdam. Sí, las piedras preciosas perdieron todo su valor y las reservas de los países se fueron al garete.
Mientras, en las franjas de Gaza y Cisjordania crecía de nuevo el trigo, las verduras, los tomates, los árboles frutales y la hierba de los prados donde pastaba otra vez el ganado. Las huellas del genocidio desaparecieron y en su lugar alguien pintó los hogares de siempre, sobre todo los más antiguos y bellos.
Entre tanto, en Tel Aviv crecieron las sombras. Netanyahu ya había muerto de un infarto. Volvió la pandemia maldita a Israel y todos enfermaban. Los hospitales estaban llenos de gentes portadoras del virus mortal y los territorios ocupados quedaron libres.
¿Era el castigo divino por el holocausto del pueblo palestino?
No fue cosa de los dioses, fue el Planeta quien devolvió el orden establecido, premiando a quienes lo cuidaban y castigando a los culpables de que los niños se muriesen de hambre.
Entonces… desperté pensando en que era una pena que solo se tratase de un sueño.
Al mediodía, en el Telediario, vi a más niños desnutridos agonizando y los soldados judíos seguían disparando contra los hombres y las mujeres que solo procuraban salvar a sus hijos… buscando algo de comida para ellos, en el puesto de reparto montado por una ONG.
Esto sucede en la realidad, todos los días, sin que nosotros seamos capaces de frenarlo. Siguen los crímenes de guerra y nadie hace nada para evitarlo. ¿No hay en el mundo suficientes poderes para poner freno a la exterminación de palestinos, seres humanos como nosotros? ¡Tomemos las calles otra vez y exijamos a los políticos que paren tanto asesinato deleznable!
Y a los judíos… los que consienten a su ejército y a su gobierno tanta maldad… recordémosles que hay veces en que los sueños se traducen en realidades.