La historia de As Ermidas
Me pregunta un querido amigo de O Bolo, nacido en As Ermidas y emigrado a México, por qué surge en un lugar tan alejado de las grandes rutas de peregrinación el Santuario de su pequeño pueblo. Por su interés personal y por tratarse de uno de los hechos que la historia documenta, quiero resaltar hoy la figura de su fundador, Alonso Mexía de Tovar, el obispo aventurero, que lo fue de la diócesis de Astorga pero después de haber sido “clérigo de Indias”, en donde contrajo toda suerte de enfermedades.
Tantas que, ya siendo obispo y cuando estaba acostado en su lecho con la muerte, decidieron sus más allegados consejeros llevarle a un lugar especial, del que se hablaba entre sacerdotes y vicarios con sumo secreto. Le llamaban “Las Ermitas”. Al parecer se habían asentado allí algunos eremitas y monjes atraídos por el runrún de un milagro.
Para llegar había que cruzar las altas montañas que separaban los antiguos reinos de León y Galicia y adentrarse, por caminos poco transitados, en bosques de aventura. Eran rutas por las que no pasaban ni peregrinos ni los caballeros del lagarto en el pecho, los defensores de los caminos espirituales que conducían a Compostela.
La aventura había presidido la juventud de Alonso Mexía y su apellido delataba su origen gallego-berciano, por lo que las montañas y la frondosidad de los bosques casi le resultaron familiares. Ya se sabe que la fe mueve montañas y aquel obispo moribundo la tuvo y la mantuvo hasta llegar al lugar de los milagros…
Sucedían los años finales del siglo XV cuando ya cientos de romeros, ermitaños, monjes y clérigos, peregrinaban a aquel lugar porque una Virgen de piedra era capaz de calmar la furia de los animales.
Por tierras de O Bolo, el obispo Alonso Mexía de Tovar iba escuchando un milagro tras otro de aquella virgen pétrea, al mismo tiempo que iba empeorando su lamentable estado.
Los médicos que le acompañaban y los que encontró en el trayecto, le decían que el mal era incurable, pero su fe le llevó hasta el lugar en donde se había producido la aparición virginal.
La imagen resultó ser tan milagrosa que curó de su incurable mal al Obispo Alonso Mexía de Tovar, quien había llegado hasta el lugar, no solo desahuciado de la medicina, sino acompañado por la muerte. Por este milagro, el Obispo Alonso mandó erigir allí un suntuoso templo que posteriores obispos de Astorga elevarían a santuario.
A partir de aquel momento, Mexía de Tovar, el sacerdote que había sido aventurero en América y obispo de una de las diócesis más importantes del territorio galaico leonés, se convirtió en humilde monje y llegó a ver como crecían las peregrinaciones al lugar de As Ermidas, por las viejas vías romanas, e incluso como surgían ramales desde la ya entonces muy concurrida Vía de la Plata de los Caminos a Compostela.
Así nació el Camino de As Ermidas y todo este lugar hermoso es aún testigo de un constante peregrinaje, que termina en Vía Crucis, tras beber el agua de las fuentes, también milagrosas.
As Ermidas es la meta espiritual más trascendente de la Galicia sur oriental, el lugar donde el peregrino llega a la perfecta comunión espiritual con su creencia. Dicen que por aquí aún se pasea el alma de aquel obispo, aventurero en América, que terminó sus días en este lugar de paz.
