EL ÚLTIMO PLACER

Esta mañana, tras la ducha, la miré fijamente. Di vueltas y mas vueltas a su alrededor como si estuviera chocheando ya. Es algo que nunca descarto porque también llega con la edad. Por fin, tras varias revira vueltas, le dije:

—- No te daré el gusto. Tu no me pesas. Jamás vas a condicionar mi condumio, que es mi último placer.

Hablaba con la Báscula y por si acaso salí de casa apurando el paso entre los alisos del parque central. Tanto que, cansado, me senté en la soledad del banco y me puse a pensar…

He de comer despacio, saboreando y conversando. Masticando el gusto. Disfrutando no solo de la comida sino de cuanto me rodea. Incluso de la larga sobremesa y de nuestras tertulias a la gallega, porque tienen también su salsa. Esto es, volver a los principios alimenticios de la tradición humana. Es decir, estar en salud.

¡A mí que me importa como me llamen! Me da igual ser frutista, macrobiótico, vegetariano, crudista u orgánico. La filosofía alimentaria de los abuelos que conozco es comer de todo, pero con calma, deleitándote especialmente con el producto fresco.

Porque la comida debe de ser un verdadero ritual social. Comenzando por la compra y las conversaciones en el super. Siguiendo por la humildad del almuerzo diario, para llegar a la comida familiar de los domingos y terminar en el gran banquete de los días especiales, que son siempre de fiesta.

¿Sabes? Ya no me importa engordar porque me he propuesto conservar el único placer que me queda y conservar intacto el gusto gastronómico.

—- Pues hoy confórmate con una sopita de gallina y unas judías verdes con jamón salteado…

(No, esta no es la Báscula, es la que manda y cocina en casa).

LO QUE SE CUECE

Horror, miedo, carestía… Los ingredientes de la actualidad de este martes no cambian. El horror nos llega a través de las imágenes de lo queda de Ucrania, el miedo lo palpamos en los ojos de la gente que espera pasar su ITV en los centros de salud y la carestía nos persigue cada vez que intentamos comprar algo que hace poco tiempo nos era permitido… pero no ahora, porque ya nos quedamos sin posibles.

En medio de todo esto hay quien habla de política y le da vueltas a los pactos del futuro inmediato: dicen que Feijóo bailará con Abascal y Sánchez con lo que quiera que esté proyectando Yolanda Díaz. Las encuestas crucifican al resto de la coalición de izquierdas que sostiene a este gobierno. Al socialismo centrado lo supera ya en votos la derecha centrista. Parece que los cambios en el PP sirven de disculpa a la demoscopia para que los tertulianos encumbren al nuevo líder. Es lo que dicen, pero ya veremos.

XERARDO RODRÍGUEZ, director de GALICIA ÚNICA