EL TRANSPORTE DEL FUTURO

En el parque central, esta misma mañana, el padre enseñaba al niño a andar en bicicleta bajo la atenta mirada de la madre, sentada en un banco, como pidiendo al sol que tostase su cara. La escena es de estos tiempos convulsos y también yo la protagonicé de pequerrechiño, pero en la carretera de Cudeiro por dónde, entonces, apenas pasaban coches. Poco utilicé la bicicleta a lo largo de mi vida… Hasta que el buen doctor me anunció la mala nueva de mi enfermedad. Ahora sí, de ochentero me dedico a darle al pedal, aunque sin moverme del sitio. Aunque no es lo mismo.
Digo yo que quizá ese padre del parque, consciente del nuevo orden mundial, ve a su vástago utilizando la bici como el medio de transporte del futuro. Porque si los coches llegan a costar más que la vivienda no podremos comprarlos y si además los eléctricos se queman, habrá que mover las piernas para desplazarnos, a pie o en bicicleta.
PÁNICO EN EL MUNDO

Este mundo nuestro, ya ves, se ha vuelto loco de repente. Vivimos el mayor caos económico de la historia después de la Gran Depresión de 1929. Fue cuando colapsó la Bolsa de Nueva York y millones de americanos perdieron sus ahorros, sus empleos y sus hogares. Se agravó la desigualdad social y la economía mundial sufrió la mayor y mas larga recesión que se conoce hasta ahora.
Cuando la sociedad estadounidense entra en pánico el resto del mundo registra un tsunami comercial y de inversiones de tal magnitud que la mayoría de los 195 países del planeta pronuncian la palabra crisis.
Por eso, el domingo pasado, millones de norteamericanos tomaron las calles de 1.200 de sus ciudades para protestar contra lo que ya se conoce como “la arancelada del 2 de abril”. Pero si te paras a analizar políticamente estas manifestaciones llama la atención el hecho de que se hayan producido en las zonas urbanas, precisamente en donde El Trumposo perdió las elecciones. En la América rural, la que le encumbró a la presidencia de los Estados Unidos, nadie protesta porque siguen creyendo en su mesías, el que los llevará a la ruina colectiva.
XERARDO RODRÍGUEZ